¿Y si Vivas fuera Obama?

Vivas consti
photo_camera El presidente de la Ciudad, Juan Vivas (ARCHIVO)

Cuando en enero de 2013 Barack Obama tomó juramento por segunda vez como presidente de los Estados Unidos, en su discurso de investidura aseguraba que el país “no puede tener éxito cuando a un reducido grupo le va muy bien” pero el “resto apenas puede conseguirlo”.    Parece un mensaje razonable y bastante representativo también de la sociedad española. Unos pocos medran mientras la mayoría subsiste como puede.

Me ha venido a la mente ese discurso con motivo de este acontecimiento tan transparente y de tanto calado para nuestro futuro como es el debate sobre el Estado de la Ciudad. No se celebraba desde el año 2018 con toda la razón del mundo, porque en 2019 hubo elecciones y en 2020 había un pifostio importante por la pandemia y nadie sabía muy bien cómo presentar la situación de la ciudad.

Pero deben saber que el Estado de la Ciudad no necesita muchos debates. Es una excusa  como otra cualquiera para hacer un pleno y justificar así que los diputados cobren por su asistencia a final de mes. El Estado de la Ciudad no admite debates, está meridianamente claro. A los de siempre les va fenomenal y les seguirá yendo fenomenal a final de mes independientemente de pandemias, cierres fronterizos o crisis económicas varias. Al resto, sin embargo, no.

Si nuestro presidente Vivas fuera Obama, aparte de que iría más a La Marina a jugar al baloncesto mientras saluda a todos con la mano libre, ¿diría algo parecido en su discurso del Estado de la Ciudad? ¿Diría algo así como que Ceuta no puede tener éxito cuando a un grupo le va muy bien pero el resto apenas puede conseguirlo?

Bueno, no sean malpensados, a efectos prácticos el presidente Vivas es nuestro Obama local, nuestra referencia en liderazgo, nuestro perpetuo faro que ilumina el brillante porvenir de la ciudad desde hace dos décadas y todo eso.    Es justo y lícito soñar con que pudiera decir las cosas que él decía, intentar soñar aunque sólo sea en el tiempo que dura el pleno que va a decir cosas sobre el estado en que nos encontramos y que nos van a variar significativamente nuestro futuro.

¿Se lo imaginan? Hagamos ese ocioso y simpático ejercicio. Empieza el pleno del Debate del Estado de la Ciudad, y Vivas se convierte en Obama y realiza una introducción a su discurso con las siguientes palabras:

Igual que mi ídolo, el doctor King, anoche tuve un sueño. Tengo otros ídolos  y espero que no se enfaden por este momentáneo devaneo con otros. Perdona, Mariano.

Como iba diciendo, anoche soñé que reducía este mamotreto municipal que he creado y que se chupa casi la mitad del presupuesto municipal en nóminas para mi gente.

Soñé que ya no iba a tirar más el dinero que me dan... o mejor dicho, que dan a Ceuta.

Soñé que a partir de mañana me iba a dedicar a eliminar los servicios públicos que no dan servicios públicos sino que gastan nuestros recursos sin ninguna justificación, chiringuitos como PROCESA o EMVICESA por poner sólo dos ejemplos que no crean riqueza ni dan servicio sino que simplemente se enriquecen.

Soñé que todos los millones que voy a ahorrar en mantener a los míos, a partir de ahora los dedicaría a conseguir no ya que el trayecto marítimo sea barato para los residentes, sino sobre todo para los turistas y visitantes que hemos de traer a nuestra ciudad.

Soñé que a partir de este momento, todos esos millones y millones de euros anuales los iba a dedicar a aliviar el coste y facilitar el trámite de los movimientos de mercancías de nuestras empresas de Ceuta, a facilitar la vida de las empresas para que crezcan y aumenten su plantilla, a fomentar el emprendimiento de los autónomos, a subvencionar cualquier actividad que cree empleo, a subvencionar el alquiler de locales de negocio, a reducir los trámites y plazos para nuevas licencias de actividad.

Soñé, en definitiva, que iba a convertir a Ceuta en una ciudad de emprendedores y no de vividores.

Señores diputados, pueblo de Ceuta, anoche soñé, pero gracias a nuestra patrona la Virgen de África, me he despertado a tiempo de quedarme sin mis votos.“

Evidentemente, este discurso figurado despertaría aplausos de la bancada de la oposición entre risas y abucheos a partes iguales, y al día siguiente sería noticia en la Sexta ante los comentarios socarrones de la señora Mendizábal. ¿Se imaginan?  

¡Ay, qué duro es hacerse viejo! ¿Qué me queda aparte de visitar obras con aire de superioridad y crearme enemigos dando por saco? Pues eso, casi nada.

Pero pierdan cualquier esperanza, porque no, el señor Vivas jamás dirá lo que podríamos pensar que diría Obama, y tampoco lo dirá cualquiera que lo pueda sustituir, ni siquiera la oposición si tienen una opción cierta y efectiva de llegar a gobernar esta ciudad. ¿Por qué? Pues porque al grupo de privilegiados a los que le va muy bien es a todos ellos y a toda la infraestructura municipal que han creado para mantenerse en el poder. Y ese grupo, además, no es reducido, es muy muy amplio.

Ya, sé lo que están pensando. Adiós a esa idílica comparación entre los dos, adiós al baloncesto y, sobre todo, adiós a un bronceado ideal todo el año sin bajar a la Ribera.

 

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