VPO: Tramas y trampas

Ya en 2005, cuando las 34 VPO de Miramar, el “run run” popular de pagos a quienes tenían la facultad de dar viviendas era una constante, pero como siempre sucede, todo queda en sospecha. Por aquel entonces, el todo poderoso ‘Tafi’ sonaba en los salones de la esperanza de todas aquellas familias que guardaban la ilusión de ser tocadas con su varita mágica.

Ya en 2005, cuando las 34 VPO de Miramar, el “run run” popular de pagos a quienes tenían la facultad de dar viviendas era una constante, pero como siempre sucede, todo queda en sospecha. Por aquel entonces, el todo poderoso ‘Tafi’ sonaba en los salones de la esperanza de todas aquellas familias que guardaban la ilusión de ser tocadas con su varita mágica.

Los tambores de que había que pasar por caja eran permanentes y circulaban a  gran velocidad.  Los redobles y los ecos de la “Trama” siguen vigentes, siempre como un espectro con virtudes excelentes, capaz de adquirir forma y abandonarla, una especie de fantasma que aparece y desaparece,  juguetón y, por qué no, dejando tras si la estela de que su historia es  fugaz e interminable.

A un lado la “Trama Fantasma”. Otra que no es pequeña es la que montaron aquellos afines al poder y que por “razones de objetividad” obtuvieron vivienda social. Se trata de una “Trama” inconexa, que funciona de forma independiente y que únicamente atiende a sus propios intereses, es un modelo de mercantilismo cínico y carente de cualquier virtud moral.  Son aquellos que consiguen “vivienda” para luego presentar escritos alegando imposibilidad de hacer frente a los pagos de la misma, en tanto en cuanto ceden su uso  a terceros, nunca a coste cero, claro.  Un buen negocio, sin duda.

En estos casos, cuando ya la sociedad agota todas las vías conducentes al cobro de la vivienda, se procede a iniciar el expediente de recuperación de la misma. En este sentido, hay noticias de que han sido muchos los expedientes de recuperación iniciados. Sería de justicia que Emvicesa hiciera públicos el número de expedientes, sus titulares y las resoluciones finales. 

Eso, por un lado. Por otro, sí hubo política de “complacencia” a la hora de adjudicar departamentos en función de los “gustos” de los adjudicatarios, especialmente en la promoción de 86 VPO de Monte Hacho y en Patio Páramo.  

La sociedad municipal también debería responder a la cuestión de si se realiza algún tipo de seguimiento en torno a la vivienda adjudicada, es decir, si se constata mediante algún procedimiento administrativo que el adjudicatario es quien habita la vivienda o bien es alguien diferente. La picaresca en estos espacios adquiere forma y muchas veces la vivienda adjudicada se convierte en una pieza de negocio en el tiempo. En este sentido, vemos que, aunque existe, en la sociedad municipal el servicio de inspección no realiza un verdadero y exhaustivo trabajo de control, Todo lo que sea no revitalizarlo aumenta la sospecha sobre un bien social común, al que se adjudica un destino y un motivo y que, asaltado en su camino,  es llevado al sórdido mundo de los intereses particulares. 

Emvicesa debe poner a disposición  de los ciudadanos toda la información relativa al parque de viviendas VPO, de modo que el acceso a dicha información sea  sencillo y fácilmente entendible.

Desde nuestra perspectiva política, el parque de VPO en Ceuta debe clarificarse de forma nítida, en la que no falten nombres y apellidos, para alejarlo del halo de sospecha que siempre le ha rodeado.

Miramar, Príncipe, Serrano Orive, Loma Colmenar bajo, Monte Hacho, Patio Páramo, 174 VPO en Loma Colmenar alto y ahora las 317, también de  Loma Colmenar.  Son muchas viviendas. 

Es hora de iniciar la lucha para erradicar prácticas indecentes sobre bienes públicos y sociales, a fin de que las tramas y las trampas, sean las que fueren, empiecen a desplegar sus alas, eso sí, deseándoles vuelo interminable sobre mar sin playas.

 

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