La campaña mediática comienza por blanquear la imagen de los MENAS, sean el grupo tutelado por la ciudad o el otro que vagabundea por las instalaciones portuarias y otros lugares de la ciudad. Inmediatamente, y viendo la creciente impopularidad de sus postulados, la ofensiva ideológica: todos los que se aparten de las opiniones de la “correctocracia” ceutí son unos fachas deshumanizados, etc, etc… no hace falta adivinar lo que sigue. Es simple: demonizar al adversario político en resumidas cuentas.
Pero no teman, Vox Ceuta no se va a apear de sus planteamientos por la presión de la “buenocracia”. Ya conocen nuestro análisis: creación de un centro de MENAS de tipo régimen cerrado. Así se protegen los intereses de los menores y de la ciudadanía a la par, impidiendo a la vez ese caótico deambular de los menores tutelados por las calles.
Y un segundo objetivo inmediato: la devolución a sus naciones de origen y a sus familias. Planteamientos sencillos y claros. Y además pondríamos todos nuestros esfuerzos y medios en esos dos objetivos si participamos en un futuro gobierno local.
En este sentido es donde la izquierda local busca la confrontación. Dirán muchos de nuestros simpatizantes ¡que suicidio por parte de estos señores de la izquierda!... no exactamente. Es simplemente que han cambiado de estrategia. Evidentemente el nuevo plan es demonizar a los oponentes políticos, sea Vox o sean Ciudadanos o el Partido Popular.
Cómo la izquierda ve que no puede exhibir popularidad se ha bunkerizado en sus organizaciones no gubernamentales, sindicatos y organismos de asesoramiento. Sírvanos de ejemplo el Foro de la Educación, de evidente mayoría vinculada a CC.OO y Caballas, en este caso unido a Digmun, todos remando en la misma dirección: escolarizar a los MENAS y otras situaciones de menores, esta vez acompañados pero igualmente sin empadronamiento y fuera de la legalidad.
Bajo coartada humanitaria, este bloque de izquierdas, busca, aunque sea como mera y vacía provocación, que el precarizado sistema educativo ceutí se convierta en la misma “soberanía compartida” con el Reino Alauita que ya sufrimos en nuestro sistema sanitario.
Pero al final las autoridades nacionales, Madrid, como ocurre en otras cuestiones, te da su aprobación a que atiendas a quien sea y como sea. Luego te da “unas palmaditas en la espalda” y te dice que te las arregles con los dineros que tienes. Con los recursos del honrado y sufrido contribuyente no hay misericordia ninguna ni solidaridad que valga.
Hemos visto que a nuestro parecer se suma ya, con sus matices, Ciudadanos y el Partido Popular. La reacción del prohombre de la izquierda local, Juan Luis Aróstegui, ha sido inmediata: la descalificación rayana en el insulto. A el señor Aróstegui se le han sumado otros dirigentes izquierdistas con menos habilidades retóricas. Su discurso es tan básico que no nos merecen respuesta.
Como les digo, tras la fase típica, y primera, de apelar al buenismo, Don Juan Luis inicia una segunda fase, la durísima descalificación verbal… en vista del poco éxito de la primera estrategia.
Conociendo al señor diputado, ya está en la fase de mostrarnos a sus preclaros pensadores y demostrar así nuestra estulticia, atrincherándose en sus cuarteles de invierno. Es decir sindicalismo, oneges, marchas por la dignidad, Foro…
No quiero ser agorero, pero son muchos años de observar la política local. Si estamos en el gobierno de la ciudad autónoma veremos la última fase de esta “retirada táctica” de las fuerzas progresistas de Ceuta: la cacerolada callejera. Tiempo al tiempo. Tensar la cuerda en resumidas cuentas…
No nos importa. Por encima de todo, la defensa y lucha por los intereses de Ceuta y los ceutíes, de España en general. Esta lucha no nos da miedo. Al fin y al cabo la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Por nosotros mismos, los ceutíes, los españoles.
