juan vivas sobre el campamento de diabéticos

"Se han puesto los medios para que no hubiera errores pero si se han cometido, lo lamentamos"

Los médicos de la consejería están estudiando lo sucedido para dilucidar qué pasó realmente en el campamento para niños diabéticos. El presidente ha emplazado a las conclusiones pero asegura que se tomaron todas las medidas preventivas para que ni hubiera errores, "si los ha habido, lo lamentamos".

FOTO NIÑOS campamento
photo_camera Esta es la imagen del polémico campamento / CEDIDA

El presidente de la ciudad, Juan Vivas, se ha pronunciado esta tarde sobre el polémico campamento para niños diabéticos. “La intención por parte del Gobierno ha sido positiva”, puntualiza Vivas, al tiempo que explica que el objetivo de la actividad era favorecer el contacto de estos niños a través de jornadas lúdicas.

Vivas asegura que se establecieron todas las medidas preventivas necesarias, ya que “los niños estaban asistidos por un médico y un due”. El presidente se muestra comprensivo con la inquietud y preocupación de los padres y añade que “puede, digo puede, haberse cometido un error. Si así ha sido, lo lamentamos y asumimos la voluntad de que no se repita”. Considera que esta actividad es muy positiva para los menores diabéticos y por ello, ha expresado su voluntad de repetirla.

En cuanto a la responsabilidad del Gobierno en este asunto, el presidente ha puntualizado que se quiere dar un tratamiento objetivo a este asunto y por eso, “hemos abierto un expediente con cada una de las denuncias de los padres”. Ahora el turno es de los médicos de la consejería. “Deben ser ellos los que saquen conclusiones de lo sucedido y cuando lo hagan se harán públicas”, añade aunque no ha sido capaz de dar una fecha. “No queremos precipitar a ningún facultativo para que se pronuncie sin los datos suficientes”, concluye reiterando que “se han puesto los medios para que no hubiera errores pero si se han cometido, lo lamento y pido perdón pero antes hay que acreditar esos errores”.

 

Un campamento, varias versiones

Los padres de los menores de entre 7 y 15 años aseguran que el médico responsable de controlar la alimentación de los pequeños puso en peligro su salud al modificar los tratamientos de insulina. Juan Antonio Márquez, el médico señalado por los denunciantes, ha negado con rotundidad las imputaciones.

Según explican los progenitores, los pequeños aseguraron que durante los tres días de campamento habían comido deficientemente y sin control. “El equipo médico decide que a los niños con niveles de glucosa inferiores a 140 no se les administrara la llamada insulina rápida; la insulina lenta ni siquiera se la pusieron”, explicaba a Ceuta Actualidad el portavoz de los padres, Juan José Ríos. La insulina rápida ejerce su máximo efecto al cabo de una hora y resulta eficaz durante dos a cuatro horas y suele proporcionarse antes de las comidas; la de acción lenta llega a la sangre varias horas después de la inyección y mantiene bajo el nivel de glucosa durante 24 horas.

Ríos asegura que las mediciones del nivel de glucosa en sangre practicadas por los padres tras el fin del campamento resultaron alarmantes: “Ha habido dos niños que han alcanzado niveles que rondan los 500, cuando los índices normales se sitúan entre 80 y 120”.

Por su parte, el doctor Juan Antonio Márquez, facultativo del 061, ha mostrado su “asombro” ante las acusaciones formuladas contra su persona por los padres. Márquez niega que haya incurrido en una mala praxis profesional y rechaza tajante que ordenara modificar la pauta de los tratamientos de los niños. “Lo que se ha dicho es incierto: a nadie se le ha prohibido la insulina lenta, ni yo he hablado de niveles inferiores a 140, ni nada de nada. Incluso se asegura que no hacíamos controles periódicos a los niños, y eso tampoco es verdad”, protesta Márquez.

Márquez califica de “inexplicable” las acusaciones que le reprochan un comportamiento profesional inadecuado. “Yo no le he cambiado a nadie la pauta de su medicación, ni me he vuelto loco. Daría la sensación de que los niños han estado en una cárcel. Los niños eran sometidos a controles antes de cada comida y ellos mismos se administraban su propia insulina”, argumenta el médico.