ÁREA ESPECIALIZADA

El Hospital Universitario cuenta con una de las unidades mejor equipadas del país contra el ébola

El Hospital Universitario cuenta desde hace pocas fechas con una unidad especializada para la atención de casos de ébola. El área dispone de los medios más sofisticados para afrontar una emergencia.

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photo_camera Miembros del equipo médico encargado de atender la unidad/ CEUTA ACTUALIDAD

La unidad de aislamiento y tratamiento para pacientes de ébola con la que cuenta el Hospital Universitario de Ceuta es quizá la más avanzada de toda España. Son pocos los centros hospitalarios que cuentan con una unidad de este tipo y, según las fuentes consultadas, tanto a nivel interno como externo, es posiblemente la mejor equipada del país.

El equipo técnico es el más avanzado, pero el equipo humano lo es aún más. Ceutaactualidad.com ha podido entrar en el corazón de la unidad de ébola del Hospital Universitario, acompañado por el subdirector médico del centro, Antonio Carrión, y por dos de las personas que son las que tienen bajo su responsabilidad directa el funcionamiento del área, como son los doctores José Miguel Fernández, supervisor de Área, y Jesús Rejano, supervisor de Urgencias. El director de Área es Emilio Barrientos. Junto a ellos trabajan personas de enorme valía como Mariló Carrasco, técnico en cuidados de Enfermería; María Rosa Jiménez, DUE; o Cristina López (DUE). A la visita al interior de la unidad se suma la técnico Montserrat Bernal, que se ocupa de registro y determinados aspectos informáticos.

La unidad, que se encuentra lindando con Urgencias, cuenta con una zona de sellado exterior, cuando se presenta un posible caso, y en el interior hay tres espacios: preparación del equipo que vaya a entrar a atender al paciente; la habitación del paciente; y finalmente la zona de descontaminación del personal que sale de la habitación. Hay también una “incubadora”, lo que ellos llaman una “burbuja de transporte”, cedida por el ejército, para traslados hacia o desde el exterior del lugar de aislamiento. Es similar a las utilizadas para los traslados de los misioneros afectados de ébola  que se realizó en un avión militar desde el África subsahariana.

El protocolo

Para comprender el protocolo, lo mejor es seguirlo como si se presentara un caso real. En el momento en el que se da el aviso de que se va a presentar en la zona un posible enfermo de ébola, comienza el movimiento. En primer lugar se sella todo el módulo, separándolo físicamente de la zona adyacente, que es urgencias.

Rápidamente, el personal se enfunda trajes y máscaras a la espera de llegada. El box –como se le llama técnicamente- donde podría terminar ingresado el paciente es preparado. La primera evaluación se hace de inmediato y si el paciente presenta síntomas compatibles con el ébola (fiebre, dolor de cabeza intenso, dolor muscular, debilidad, fatiga, diarrea y vómitos), se procede a trasladarlo por un pasillo hasta la habitación, donde se le ingresa, y se cierra ésta herméticamente, estableciendo un ambiente de presión negativa. La presión negativa es una disminución de la presión en el interior de la habitación, de forma que nada sale de allí hacia el exterior. La presión negativa sólo está recomendada por los protocolos de seguridad internacionales en torno al ébola, si bien “de todas formas la tenemos”, explican los doctores, lo que añade un plus de seguridad.

Los detalles se han cuidado hasta el máximo. Incluso los pomos de las puertas son cromados, ya que se ha demostrado que son antibacterianos.

La habitación, además, cuenta con cámara de vigilancia, para poder observar al enfermo y también los monitores a los que está conectado y que informan sobre sus constantes vitales en tiempo real.

Una antesala sirve para que los componentes del equipo se preparen para entrar cuando el paciente ya está ingresado. Su “mono de trabajo” es nada menos que un traje tipo 3, categoría 3, nivel 5. Por encima sólo se encuentra el de nivel 6, que va equipado con bombona de oxígeno y que fundamentalmente se utiliza en casos de radioactividad. También llevan guantes especiales. En este peligroso ambiente de trabajo, todo es especial.

El equipo

La cámara y la supervisión humana son fundamentales para el equipo, ya que sus componentes se encuentran sometidos a gran tensión. El equipo está de guardia durante siete horas y está compuesto por dos enfermeros, un auxiliar, un celador, una limpiadora y un médico.

“Intentamos realizar muy pocas entradas”, explican los doctores en relación a la actividad que se desarrolla en el entorno más inmediato al enfermo. Dentro, añaden, “se pierde la noción del tiempo y cuando estás con el traje puesto llega un momento en que se empiezan a producir mareos”. El tiempo máximo de permanencia en la habitación con el equipo puesto es de una hora, pero lo ideal es que no supere los veinte minutos.

Cuando salen, por el extremo opuesto al de entrada, ingresan en el box de descontaminación. Allí hay un espejo en el que se pueden ver a sí mismos, porque el procedimiento para desprenderse del traje de protección es complejo. Están observados desde el exterior por una cámara y un supervisor les va indicando paso a paso el procedimiento. Después de deshacerse del traje, se duchan, se cambian y ya pueden salir. 

Automáticamente se pone en marcha otro protocolo, que es el de descontaminación del box donde se han despojado del traje. Se hace mediante rayos ultravioleta, que se generan desde el techo. También hay estos dispositivos en el box del paciente para una descontaminación una vez se encuentre la persona fuera del ambiente de aislamiento.

Nadie puede estar en el interior cuando se utilizan los rayos ultravioleta, puesto que su exposición resulta peligros, afectando concretamente a la vista.

Desde el exterior se activan o de desactivan tanto la presión negativa como la descontaminación por ultravioletas, con sofisticados aparatos e indicadores de seguridad que ponen de relieve el estado de toda la instalación.

Todo este protocolo se realiza cada vez que uno de los profesionales ha de entrar para atender al paciente. El personal ha seguido cursos de adiestramiento y también se ha impartido un seminario que fue obligatorio para todos los componentes de la plantilla del Hospital. Igualmente realizan simulaciones, de forma que los conocimientos no son solo teóricos, sino también prácticos. Vamos, que están preparados.

Son personas que están dispuestas a trabajar en unas condiciones extremas con el objeto primordial de la Medicina: atender y, si es posible, sanar al  paciente. Un equipo humano y técnico valiosísimo que es capaz de manejar una situación de altísimo riesgo como es la que se presenta cuando una persona resulta contagiada por el virus del ébola.