Catorce familias españolas o residentes en España se han unido ya al Estado Islámico donde son recompensadas con primas de hasta 20.000 euros. El flujo hacia el horror no cesa. Durante los últimos días otros cuatro jóvenes han perdido la vida y la cifra de fallecidos se eleva a 29. El Diario El País publica por primera vez sus identidades y nacionalidades.
Las catorce familias que se han desplazado desde España a Siria e Irak van atraídas por el sueño yihadista, pero también por el dinero. Dolores Delgado, la fiscal de la Audiencia Nacional encargada del terrorismo internacional, asegura que "hay un premio a quienes se trasladan con mujer e hijos. Les pagan hasta 20.000 euros si la familia tiene cuatro miembros. Proporcionalmente es mucho más que lo que dan como dote a las mujeres que viajan para casarse allí, de 1200 a 1400 euros".
A parte, a estas familias se les proporciona una casa para vivir y un salario mensual.
Entre los nombres que cita El País está la ceutí Asia Ahmed Mohamed, hermana de Yunes, uno de los primeros suicidas españoles en Bagdag, abandonó a sus padres para unirse en matrimonio a Mohamed Hamduch Kokito, de 28 años, un matarife marroquí que se exhibe en su cuenta de Facebook arrodillado junto a las cabezas degolladas de sus víctimas en Alepo. Durante la ceremonia él le regaló un cinturón de explosivos, según aseguran fuentes policiales. “Sus padres hablan con ella por Skype. Les dice que está bien y que no se preocupen”, relata una persona próxima a la familia.
Nordin Abderrayat, el primer menor ceutí en unirse a la yihad en Siria, ha creado también su propia familia. Se casó con una de las jóvenes que recluta el Estado Islámico y es uno de los pocos que continua vivo de aquella primera remesa que se unió a la katiba (falange) Tarik Ibn Ziad. Esta brigada estaba formada por marroquíes y dirigida por Abdelaziz el Mahdali, Abu Osama al Magrabi, muerto en una emboscada de Jabhat al Nusra, en marzo de 2014.
