fueron detenidos en ceuta en 2013

El Supremo revisa este martes las condenas impuestas a los yihadistas de la Operación Cesto

La Audiencia Nacional impuso a los procesados condenas que oscilaban entre los 10 y los 12 años de prisión por la comisión de delitos de integración en organización terrorista y tenencia ilícita de armas.

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photo_camera Algunos de los implicados en la Operación Cesto/ C.A.

El Tribunal Supremo revisará mañana los recursos interpuestos por los once condenados por la “Operación Cesto”, actuación policial que junio de 2013 permitieron la desactivación en Ceuta de una red dedicada al reclutamiento y envío de voluntarios a Siria. La revisión se sustancia después de que fuera aplazada la vista inicialmente fijada para el pasado 21 de abril.

La Audiencia Nacional impuso a los procesados condenas que oscilaban entre los 10 y los 12 años de prisión por la comisión de delitos de integración en organización terrorista y tenencia ilícita de armas.

Las penas más altas recayeron sobre los dirigentes de la célula Karim Abdeselam Mohamed “Marquitos” e Ismail Abdellatif Al-Lal “Stifo”. El resto de los miembros del grupo -Abdelkrim Chaib Abdelaziz, Mohamed Heyouf Mohamed, Tarik Mustafa Hamed, Abdelah Abdeselam Ahmed “Chepej” o “El Cojo”, Yassin Ahmed Laarbi “Pistu”, Abdeluahid Sadik Mohamed, Abdesamij Laiachi Abdeselam, Nordin Ahmed Abdel Lah y Rochdi Abdeselam Abdel Lah, alias “Tuita”. Éste último fue condenado, además, a una pena de un año y medio como autor de un delito de tenencia ilícita de armas. La Policía halló en su domicilio de El Príncipe una escopeta de cañones recortados.

La sentencia describía a los integrantes de la célulla como individuos “muy conscientes” del valor que su trabajo tenía para las organizaciones terroristas filiales de Al Qaeda que operaban en Siria en su empeño por lograr la “imposición violenta del “califato global”. La Sala de la Audiencia Nacional subrayaba la “radicalización” y “peligrosidad” de los miembros de la organización.

La sentencia constataba que los condenados eran conocedores de que las personas captadas emprenderían actos violentos nada más ponerse a disposición de las organizaciones yihadistas bajo cuya égida combatirían. Según la resolución judicial, todos los acusados mostraban una gran “radicalización religiosa”.

 En el transcurso de 14 meses, desde abril de 2012, la célula envió a las zonas de conflicto a, al menos, 28 yihadistas, nueve de ellos ceutíes. Seis de los terroristas oriundos de Ceuta murieron en actos violentos.

Los condenados desarrollaban sus tareas de captación desde Ceuta, donde coordinaban los viajes a Siria de los yihadistas y actuaban como enlaces con sus familias.