Treinta minutos antes de la salida de los pasos del Jesús Cautivo y de María Santísima de los Dolores, todo estaba ya preparado ante las puertas de la casa de hermandad del Medinaceli para cumplir con la tradicional liberación del preso. Por primera vez, la sede de la Hermandad se convertía en el marco para la escena en la que uno de los internos del centro penitenciario es formalmente puesto en libertad gracias a la intercesión de la Cofradía.
El beneficiado por esta medida de gracia es M.L.A., un ceutí de 36 años que cumple una condena de cuatro años y dos meses por un delito contra la salud pública y cuya libertad definitiva estaba prevista para el 26 de junio del próximo año.
En torno a las siete y media, el director del centro penitenciario de Fuerte Mendizábal, Francisco Delgado, recibía, acompañado del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y otras autoridades al preso en plena calle, pertrechado de una pequeña mesa cubierta de un paño de terciopelo. El joven, vestido de impecable negro y cubierto por una capucha morada, recibía la medida de gracia para, a continuación, volver a la casa de hermandad para depositar un ramo de flores en el paso del Cautivo.
El preso liberado, ante el director del centro penitenciario (C.A.)
Centenares de fieles y curiosos se concentraban en torno a la escena para asistir a una ceremonia que había de ser prólogo al momento que todos los cofrades llevaban aguardando desde hacía un año: la salida de los pasos de la Hermandad.
Con la solemnidad del caso, la procesión abandonaba su sede para enfilar hacia el Puente del Cristo, uno de los pasos previos a su entrada en la carrera oficial.
Las imágenes del Cautivo y María Santísima de los Dolores llegaba a Gran Vía poco minutos después de que lo hiciera el paso de la Vera Cruz. La imagen se estrenaba por primera vez en un Lunes Santo tras abandonar su tradicional salida del Jueves Santo. La comitiva partía de la iglesia de África con un recorrido más breve que el del Nazareno, pero igualmente cargado de emoción y brillantez.
