El 20% de la población más rica multiplica por 11,5 los ingresos del 20% de la más pobre

La manifiesta desigualdad que evidencian las cifras no da idea, sin embargo, del impacto que hayan podido tener las consecuencias de estos últimos siete meses de pandemia sobre la sociedad ceutí.

pobreza

En 2008, el 20% de la población más rica en Ceuta multiplicaba por 10,9 los ingresos del 20% de los ciudadanos más pobres. El año pasado, los ingresos de los primeros eran ya 11,5 veces mayores que los de los segundos.

Los datos, extraídos del informe “Indicadores de calidad de vida”, que publicaba esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE), revela la profunda brecha socioeconómica que sigue abierta en la ciudad. La manifiesta desigualdad que evidencian estas cifras no da idea, sin embargo, del impacto que hayan podido tener las consecuencias de estos últimos siete meses de pandemia.

Los datos son suficientemente reveladores del riesgo de ruptura social que vive la ciudad. Según el informe del INE, los ciudadanos que el año pasado se encontraban en riesgo de pobreza en Ceuta constituían el 40,6% de la población, 0,5 puntos más que en 2008.

El 14,6% de los ceutíes se hallaban en 2019 en situación de carencia material, esto es, no tenían acceso a bienes y servicios que se consideran necesarios para mantener un estándar de vida adecuado: posibilidad de permitirse unas vacaciones al menos una semana al año, comer carne o pescado al menos cada dos días, disponer de automóvil o lavadora…

El año pasado, el 37,9% confesaba tener alguna o mucha dificultad para llegar a final de mes.

Mientras los gestores públicos tratan de hallar una salida a la grave crisis económica abierta por la pandemia y agravada por el final del comercio transfronterizo, los datos describen una realidad inquietante que, después de tantos años, aún sigue ahí.

Según el informe del INE, la tasa de paro en Ceuta entre los mayores de 16 años asciende al 25,8% y la del desempleo de larga duración se sitúa en el 14,8% del total de la población activa.

Todo ello en una ciudad en la que la esperanza de vida al nacer es de 80,7 años, 4,3 menos que en Madrid.