conocemos las historias de varias "okupas"

Cuando la necesidad te lleva a dar una patada a una puerta

Todos tenemos una historia que contar. Solo hace falta que alguien esté dispuesto a escucharnos. Eso es precisamente lo que piden las mujeres que desde el jueves a mediodía permanecen concentradas frente al Ayuntamiento tras ser desalojadas de las viviendas que ocupaban en Huerta Téllez desde el 25 de septiembre.

CONCENTRADOS OKUPAS AYTO
photo_camera Detrás de cada ocupación hay una historia de necesidad y desesperación (C.A.)

Desde que ocuparon las viviendas de Huerta Téllez, las mujeres que ahora acampan frente al Ayuntamiento, acondicionaron las casas con lo que les iban dando amigos y familias. Intentaron convertir esas cuatro paredes, sin luz ni agua, en un hogar. Un techo donde vivir "dignamente" con sus familias.

"Lógicamente si tuviera una casa en condiciones no habría entrado en Huerta y si tuviera donde ir no estaría aquí en la calle pasando frío, hambre y sed"

Los testimonios recogidos por Ceuta Actualidad tienen un denominador común: antes de ocupar Huerta Téllez vivían hacinadas en minúsculas viviendas. Ese es el caso de Hannah que vivía en 11 metros cuadrados con sus padres y su hermano pagando un alquiler de 300 euros cuando no entran más de 600 al mes en la familia. Esta joven de 20 años asegura que dejó de estudiar porque no tenía un lugar adecuado donde hacerlo. “Yo no sé lo que es dormir sola, ni tener mi espacio, por eso, mi madre y yo nos metimos en Huerta Téllez después de que nos avisara una vecina”. Asegura que en su caso ocuparon una casa por necesidad. “Lógicamente si tuviera una casa en condiciones no habría ido a Huerta y no estaría aquí ahora pasando frío, hambre y sed”. Desde el jueves su nueva “casa” es la Gran Vía aunque su madre ha vuelto a la casa que Hannah define como “chabola”. Ni esta joven, ni su hermano de 22 años han trabajado de manera continuada. Hannah trabajó hace más de un año en una empresa de limpieza y durante cuatro meses y "nada más. Nunca entro en el Plan de Empleo".

Mina tampoco trabaja y su marido se busca la vida como puede. “Hambre no pasamos pero tenemos cuatro hijos y vivimos con mis padres y mi hermano hacinados. Dormimos como gatos. Vivimos 14 personas con 700 euros en una vivienda en Hadú de dos habitaciones”.  Asegura que, precisamente, por vivir con sus padres, desde Servicios Sociales le deniegan ayudas. “No puedo vivir así”, asegura con un nudo en la garganta mientras cuenta cómo antes se iba a dormir a Marruecos a casa de la familia de su marido pero “ahora con los niños no puedo porque tienen que ir al colegio y tal y como está la frontera sería imposible”. Son sus hijos el motivo por el que Mina ocupó Huerta Téllez y por el que permanece concentrada frente al Ayuntamiento.

“Fue difícil explicarle a mis hijos por qué nos metíamos en una casa que no era nuestra pero no teníamos más remedio"

“Fue difícil explicarle a mis hijos por qué nos metíamos en una casa que no era nuestra pero no teníamos más remedio. Mi hijo de 6 años, después del desalojo, me decía que cómo nos podían quitar nuestra casa. Fue muy duro aunque era consciente de que podían echarnos de la casa”. Tan duro que le dio un ataque de ansiedad al verse en la calle rodeada de sus hijos y sin tiempo de haber cogido nada de ropa. Niega que hayan dejado las casas destrozadas como se ha publicado en algunos medios. “¿Cómo vamos a destrozar las casas si cuando nos desalojaron no pudimos ni sacar nuestra ropa, ni enseres?” se pregunta. En el caso de Mina esos enseres que dejó dentro de Huerta Téllez se los fueron dando amigos y desconocidos para que pudiera ir dando forma a su hogar en esta promoción de viviendas.

"Antes de Huerta Téllez tenía una casa sin cocina. La tuve que quitar para poder hacer una habitación a mis hijos. Cocinaba en la puerta de la casa"

Soraya es otra historia dentro de las ocupaciones. Esta mujer de 56 años con dos hijos a su cargo y un marido con un 75% de minusvalía malvivía en Hadú. “Vivíamos de alquiler en una casa muy vieja. Tuve que quitar la cocina para poder hacer una habitación para mis hijos. Así que cocino en la puerta. Además la casa tiene unas escaleras que a mi marido le cuesta mucho subir”, explica visiblemente afectada. 

Todas las mujeres coinciden en que no quieren nada gratis. “Solo pedimos que nos ayuden. No queremos que nos regalen nada. Podemos pagar un alquiler aunque claro tiene que ser bajito”, comentan.

Hannah, Mina y Soraya son demandantes de vivienda pública pero “no hemos tenido la suerte de que nos toque”, comentan. “Solo dan casa a quien puede pagar 15.000 euros”, se queja Soraya en claro alusión a lo sucedido en las VPO de Loma Colmenar. Estas tres mujeres han compartido durante el último mes la ocupación de Huerta Téllez. Ahora comparten otro tipo de “ocupación” bien distinta a las puertas del Ayuntamiento. Reclaman que las ayuden y que permanecerán concentradas porque tampoco tenemos donde ir”.

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