Con motivo del Día de las Personas sin Hogar, distintas organizaciones no gubernamentales organizan desde hoy una serie de actividades encaminadas a visibilizar una áspera realidad que nos sonroja a la mayoría y que demuestra la extrema pobreza en la que circunstancialmente pueden vivir los seres humanos.
“Ponle cara” o “El sinhogarismo se puede prevenir” son mensajes que se reproducen estos días a través de medios de comunicación y en campañas que reflejan una situación que debería dolernos a todos en la sociedad del siglo XXI. En Andalucía, por ejemplo, es Cáritas quien pone hoy el acento a esta cuestión con cifras de atendidos (en torno a los 40.000) que doblan las ofrecidas por los organismos oficiales.
Frente a los escalofriantes datos del drama en otros lugares del país, Ceuta ofrece una realidad muy diferente. Los casos de personas sin hogar en nuestra ciudad son muy puntuales, así lo reconoce el área de servicios sociales de la Ciudad Autónoma. En el caso de que se localicen se habilitan los mecanismos necesarios para proceder a su normalización.
Detectado el caso, sea por la información recibida de la Policía Local o por cualquier otro medio, los servicios sociales comienzan a actuar. En primer lugar se realizan averiguaciones sobre la situación familiar de la persona y se le provee del recurso idóneo dependiendo de su perfil y circunstancias. Podrá pernoctar en una pensión hasta que se le otorgue una plaza en una institución tras el trámite protocolario. Si es mayor de 65 años las alternativas son la Residencia de Nuestra Señora de África o aquellas otras con las que la Ciudad ha firmado convenios de colaboración como la Fundación Gerón o Cruz Blanca.
Si nos referimos a la prevención como paso para evitar que una persona se quede en la calle, actualmente Ceuta funciona con el programa de alojamiento alternativo o las ayudas al alquiler para personas con escasos recursos económicos.
El drama de los sin techo es una dura realidad social que en Ceuta pasa casi inadvertida. La ausencia de estadísticas es un dato revelador de la escasa o nula incidencia que este fenómeno, creciente en Europa, tiene en nuestra ciudad.
