“Ella decía que no, se bajó los pantalones y la cabeza de la bebé estaba prácticamente fuera. Salió del tirón”. Los dos agentes que en la noche del pasado viernes fueron requeridos en la calle Nicaragua, en Hadú, para atender a una mujer no podían imaginar lo que les aguardaba. En plena calle, los agentes Antonio Oliva y Gabriel González, hubieron de asistir a un parto.
Los policías, integrados en la Unidad de Intervención Rápida (UIR), han narrado esta mañana la singular experiencia. Ambos llegaron al lugar reclamados por la petición de ayuda de una joven. Inmediatamente, y ante el estado de excitación de la parturienta, los policías se afanaron en tranquilizarla y tumbarla sobre el suelo a la espera de la llegada de las asistencias médicas. Ellos se encargaron, tras el alumbramiento, de dar calor a la recién nacida.
“Hubo aplausos y agradecimiento de la madre y de todos los de la barriada: fue una experiencia inolvidable; estuve toda la noche pensando en lo que vivimos”, confiesa uno de los agentes.