LAS ALTAS TEMPERATURAS DIVIDEN A LA CIUDADANíA

La playa compite de manera notable con San Antonio

Las altas temperaturas han hecho que los ceutíes se dividan. Unos han optado por pasar el día refrescándose en las playas, mientras otros han decidido soportar la calor y estar, un año más, al lado de San Antonio. Sea cual sea el plan elegido lo importante es disfrutar de este día festivo. 

Desde hace unos años los hábitos, las costumbres han cambiado de manera notable en la ciudad. Prueba de ello es la festividad de San Antonio, hace algún tiempo era impensable la persona que no subiera hasta la ermita para festejar esta tradición, hiciera frío o calor.

Ahora las cosas han cambiado bastante. En esta jornada, dadas las altas temperaturas, la población se ha dividido entre la playa y la romería. Son muchos los ceutíes que han optado por no pasar calor y acudir a la playa aprovechando que es festivo. No hay más que pasear por la bahía Sur o por la bahía Norte de Ceuta para observar que en las playas no cabe un alfiler. 

El propio presidente de la Ciudad lo ha reconocido antes de subir a la ermita. Vivas ha recordado su infancia y su juventud cuando era impensable ir a la playa hasta mediados de julio cuando se celebra la Virgen del Carmen.

Sin embargo, aún quedan las personas que les gusta vivir este día al lado de su Santo, al lado de San Antonio. A las 12.00 horas el vicario de la Diócesis, Juan José Mateos, oficiada la tradicional misa al aire libre donde no ha faltado el coro rociero que cada año le acompaña. Al finalizar la Eucaristía, el Santo ha recorrido el pinar que rodea la ermita acompañado por la Banda de Música Ciudad de Ceuta.

Tras la procesión los asistentes han recibido los tradicionales panecillos benditos. Este año el número de bollos se ha incrementado a 5.500. La degustación de la paella ha puesto el punto y final a esta romería que se ha vivido con mucha calor y devoción.

 

Una imagen anónima

La imagen del Santo existía ya en su ermita en 1588, cuando el obispo Don Diego Correa ordena que la cofradía la traslade en sus vísperas a la Catedral para tener el espacio necesario para tan solemne festividad. En 1770 se arregló el universo de plata que por aquel entonces portaba el Niño Jesús como prueba un recibo encontrado. La imagen de San Antonio de Padua no llevaba hábito franciscano. De hecho, en 1704 tenía siete vestidos: de tela de amusgo, de raso listado de negro y blanco, de raso de china, de peldefebre, de picolisillo, y dos de plata con sus tornillos. El Niño Jesús tenía también cuatro cazacas.

El 2 de diciembre de 2003 se acuerda en reunión de Junta de Gobierno restaurar la Imagen de San Antonio de Padua. La actual imagen ha sido catalogada perteneciente al siglo XIX. Lleva tosco hábito franciscano con cíngulo blanco ciñendo su cintura; en la mano derecha porta los lirios de la pureza; sobre la izquierda reposa la tierna y bellísima imagen del Niño Jesús, también el libro, abierto de par en par, donde se puede leer estrofas del responsorio; y rodeando su cabeza tonsa, la aureola de la santidad, realizada en Ceuta por Pedro Rodríguez Blanco. La imagen del Niño Jesús, que portara San Antonio hasta los primeros años de la década de los 90 del siglo pasado, y que en la actualidad se encuentra al culto en una pequeña hornacina de la ermita, según los restauradores es, muy probablemente del siglo XVIII, copiando modelos de la Escuela Andaluza del XVII.

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