la desidia de las autoridades condiciona la atención a estos menores

¿Por qué la presencia de los menas se percibe conflictiva?

La falta de medios y la deficiencias en las infraestructuras, además del silencio de la Administración central y los prejuicios sociales latentes en torno a los llamados "menas", han convertido la atención a los menores extranjeros no acompañados en un asunto que las autoridades y parte de la ciudadanía perciben como una cuestión conflictiva.

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photo_camera Centro de menores "La Esperanza" (C.A.)

La situación de los menores extranjeros no acompañados continúa siendo un asunto espinoso. El riesgo de que los adolescentes marroquíes que logran entrar irregularmente en la ciudad se conviertan en chivos expiatorios de la conflictividad social generada por otras causas se encuentra siempre latente. La muerte el pasado año de un joven turista a manos de un menor volvió a despertar estos prejuicios, una amenaza que nunca acaba de desterrarse.

Más recientemente, el fallecimiento en Melilla de dos adolescentes en centros tutelados por la Administración autonómica planteó, una vez más, la cuestión de cuál ha de ser la mejor manera de gestionar el amparo que las autoridades deben garantizar a estos menores. El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha advertido de la necesidad de que el Gobierno central y la Unión Europea atiendan “de manera suficiente” un problema que considera escapa a los medios de los que disponen las ciudades autónomas. "Donde mejor está el menor es en su entorno familiar y de amigos", asevera Vivas. Mientras, los socialistas melillenses han llegado a sugerir la posibilidad de que la competencia sobre menores fuera asumida por la Administración central.

“Un cambio en la titularidad de las competencias no solventaría nada si se mantiene la misma desidia”, protesta el portavoz de CCOO y trabajador del centro de menores “La Esperanza”, Francisco Ferrer.

El peso del prejuicio constituye el principal lastre que han de arrastrar los adolescentes residentes en “La Esperanza”. Aunque el número de menores que observan un buen comportamiento y un deseo de aprender y formarse es mucho mayor que el de aquéllos que ofrecen una personalidad conflictiva, el estigma continúa manchando de manera indeleble la imagen de estos jóvenes.

El sindicato de Ferrer presentaba hace un año un descorazonador informe sobre la situación de “La Esperanza”. La denuncia de CCOO apuntaba a una sobreocupación estimada grosso modo. “La capacidad real del centro no está ni tan siquiera definida”, se queja el sindicalista.

El centro acoge en la actualidad a algo más de 180 residentes. No es insólito que en torno al 15% de los menores se ausenten a la hora del recuento nocturno que a diario cumplimentan los trabajadores de la institución. La presencia de esos menores en las calles constituye el nudo de un problema que la Administración local se muestra incapaz de enfrentar.

CCOO ha denunciado reiteradamente la falta de una política de menores racional cuyos resultados no conviertan la obligada tutela de niños y adolescentes en un problema. Básicamente, la queja de los trabajadores revela la falta de medios. El centenar largo de adolescentes residentes en “La Esperanza” es atendido por nueve educadores y quince monitores. "En estas condiciones poco se puede hacer", lamenta Ferrer. Las mismas instalaciones, más allá de su deterioro, no fueron diseñadas para la función que actualmente desempeñan. De hecho, el edificio se ideó como albergue provisional para familias en riesgo de exclusión.

 

Deficiencias sin atender

La adecuación del centro de menores “La Esperanza” y la futura construcción de unas nuevas instalaciones han pasado a integrar la nómina de las actuaciones comprometidas y nunca ejecutadas de la Administración local. La consejera de Servicios Sociales, Adela Nieto, insistía este martes durante la sesión de control al Gobierno en que el proyecto del nuevo centro no se ha abandonado. “Se encuentra en fase de redacción y pendiente de un estudio geotécnico”, informó a la oposición.

No es la primera vez que el Gobierno plantea la construcción de un centro para menores. En mayo de 2011, la prensa ya recogía la intención de Servicios Sociales de acometer unas obras en las que se invertirían cinco millones y que deberían de estar concluidas dos años más tarde.

Pero mientras se ejecuta o no el proyecto, la atención de partidos de la oposición y sindicatos se centra en las obras, también comprometidas, para el arreglo de las deficiencias que presentan las actuales instalaciones. Durante la sesión plenaria del martes, Nieto, ante las críticas formuladas por Caballas a su gestión, arguyó que su departamento dispone de dos partidas de 200.000 y 500.000 euros para ejecutar estos trabajos de rehabilitación.

Las palabras de la consejera recuerdan a las que ella misma pronunció en septiembre de 2016. Entonces, Nieto anunció ante los periodistas que Servicios Sociales acometería la reparación de 40 habitaciones afectadas por los desperfectos ocasionados, principalmente, por defectos en la instalación de fontanería. Sus estimaciones cifraban en 400.000 euros el coste de los trabajos.

En aquella comparecencia pública, la consejera también anunciaba su intención de solicitar la colaboración de la Administración central para la construcción del nuevo edificio, cuya capacidad estimó en 200 plazas.

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