tercera sesión del juicio por el crimen de la marina

La defensa trata de desacreditar al testigo protegido y pone en cuestión la investigación policial

El abogado de Anuar M.H., alias Rambo, se ha convertido en el protagonista de la tercera sesión del juicio por el asesinato de Mustafa Ahmed Abdeselam, "Tafa Sodia", quien murió tiroteado en julio de 2013 mientras caminaba junto a su esposa por el Paseo de La Marina. Su estilo de defensa ha levantado las quejas de las acusaciones y le ha valido la reconvención del presidente de la Sala por preguntar a un policía: "¿Quién inventó al testigo protegido?".

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photo_camera Un agente de la Policía Nacional presta declaración como testigo/ J.J.M.

JUICIO TAFA SODIAUn agente de la Policía Nacional presta declaración como testigo/ J.J.M.

La tercera sesión del juicio que se sigue en la sección de la Audiencia Provincial por el asesinato a tiros de Mustafa Ahmed Abdeselam, alias “Tafa Sodia”, ha tenido este martes en la figura del abogado de la defensa, Andreas Chalaris, al más llamativo de sus protagonistas.

La sesión estaba reservada a las declaraciones de los policías que participaron en las diligencias tras el suceso y a las de los miembros de una familia de comerciantes ambulantes que el 17 de julio de 2013, fecha de la muerte de Tafa Sodia, se encontraban en la escena del crimen.

Chalaris, que representa al acusado Anuar M.H., alias “Rambo”, ha desplegado desde un comienzo una estrategia orientada a sembrar en el jurado las dudas en torno a la investigación policial y al testimonio del testigo protegido que señala a su defendido como uno de los autores de los disparos que acabaron con la vida de la víctima.

Durante su interrogatorio a los agentes, Chalaris ha sugerido la existencia de una investigación “selectiva” orientada a imputar el delito a su representado. “¿Percibió usted atisbos de que la instrucción estaba dirigida contra mi patrocinado únicamente?”, ha llegado a preguntar a uno de los agentes de la Policía Nacional citado como testigo.

Rambo se enfrenta a los 22 años de prisión que solicita la Fiscalía por asesinato con alevosía y tenencia ilícita de armas, una petición que la acusación particular eleva a los 37 años. El testimonio prestado por un testigo protegido ha resultado fundamental para sostener las acusaciones. El hombre, que prestó declaración el pasado lunes, identificó a Rambo como uno de los dos pistoleros que dispararon contra Tafa Sodia cuando éste caminaba de madrugada junto a su esposa por el Paseo de la Marina.

La táctica de la defensa se ha centrado en descalificar el testimonio del testigo. Ante una pizarra, el abogado Chalaris ha intentado precisar la ubicación exacta del primer agente de policía que llegó al lugar del crimen. Mediante interpelaciones al agente, un policía nacional que ese día se encontraba fuera de servicio, el letrado ha intentado determinar la posición del cadáver en la calle tras el tiroteo y, con ello, la posibilidad de establecer contradicciones con el relato del testigo protegido.

Más tarde, Chalaris también ha intentado argumentar que, contradictoriamente con su relato, el principal testigo de la acusación no se hallaba en el lugar desde donde dijo haber presenciado el crimen. Para ello, se ha valido de los testimonios de los comerciantes ambulantes. Uno de ellos ha asegurado a través de videoconferencia que en el momento del tiroteo se encontraba en el lugar desde el cual el testigo protegido mantuvo haber sido testigo de los hechos y que no observó la presencia de nadie a su alrededor.

La insistencia de Chalaris, apoyada en un estilo interrogador a ratos extravagante, ha levantado las protestas en varias ocasiones de los abogados de la acusación particular y de la Fiscalía, quienes han acusado al letrado de un intento por confundir a los jurados.

La queja de los acusadores se ha hecho evidente cuando el abogado defensor ha insistido en que el arma del crimen fue utilizada por personas cercanas a la víctima en otro tiroteo anterior. La acusación particular y el Fiscal han insistido en que tal afirmación no se contiene en ninguna de las diligencias incluidas en el procedimiento, objeción que finalmente Chalaris ha aceptado.

Para entonces, el abogado ya había cuestionado abiertamente la verosimilitud del testimonio del testigo protegido en una pregunta formulada a uno de los agentes de la policía convocados como testigos. “¿Quién inventó al testigo protegido?”, ha llegado a inquirir Chalaris. El presidente de la Sala ha intervenido para amonestar al abogado por su pregunta.

Una cuestión de enemistad

Mientras Chalaris intentaba menoscabar los cimientos de la acusación, los letrados de la familia de la víctima trataban de evidenciar la enemistad que presidía las relaciones entre el fallecido y el acusado.

Al menos dos agentes de policía han reconocido en Rambo a la persona que en el año 2010 acudió a la Comisaría para denunciar el acoso del que era objeto por el entorno de Tafa Sodia. Los policías han asegurado que entonces el acusado reveló que un amigo cercano con el que convivía había sido tiroteado por individuos a los que relacionó con la víctima del crimen del Paseo de La Marina.

Con su interrogatorio a los agentes, la acusación particular pretendía establecer el móvil que justificaría la muerte de Tafa Sodia a manos del acusado.

Las sesiones del juicio continuarán mañana miércoles con las declaraciones de los peritos.