Seis de los siete disparos que recibió Tafa Sodia eran mortales de necesidad

Las médicas forenses han ratificado este jueves ante la Sala que Tafa Sodia recibió tres tiros en la cabeza y otros tantos en el tórax, cada uno de los cuales habría ocasionado por si solos su muerte. Sólo uno de los impactos de bala era compatible con la vida. 

tafa sodia
photo_camera La médico forense detalla, con ayuda de un maniquí, la trayectoria de las balas que mataron a Tafa Sodia/ C.A.

El juicio que se sigue en la Sección de la Audiencia Provincial por el asesinato en 2013 de Mustafa Ahmed Abdeselam, "Tafa Sodia", ha entrado este jueves en su cuarta jornada de sesiones con el testimonio de los peritos de la Policía Nacional y las médicas forenses que practicaron la autopsia a la víctima.

El informe de las forenses ha evidenciado la eficiencia demostrada por los ejecutores que tirotearon a Tafa Sodia cuando éste caminaba tomado del brazo por su esposa a lo largo del Paseo de La Marina. De los siete disparos que recibió el fallecido, seis fueron mortales de necesidad, según han revelado las peritos.

Los autores del crimen descerrajaron tres tiros en la cabeza de Tafa Sodia a una distancia de unos 50 a 70 centímetros. Cada uno de ellos habría causado su muerte por sí solo.

El resto de los disparos impactaron en el tronco. Según las expertas, los proyectiles describían una trayectoria de atrás hacia adelante y de derecha a izquierda.

El testimonio de las médicas forenses precedió al de los agentes de la Policía Nacional que practicaron en su día el análisis de los residuos de disparos que hubieran podido rastrearse en las ropas del único acusado, Anuar M.H., alias “Rambo” –las investigaciones policiales implican también en el crimen a una segunda persona que en la actualidad se halla huida de la justicia.

Los peritos han concluido que en las prendas analizadas no ha podido visualizarse rastro de partículas de disparos, aunque han subrayado una presencia significativa de restos de plomo, una constatación de la que, sin embargo, no puede inferirse que las ropas hubiesen estado expuestas a restos de fulminante. Esas mismas prendas fueron sometidas a un estudio de ADN que, sin embargo, y tal como ha confirmado la perito convocada ante el tribunal, no ha permitido determinar un perfil genético preciso.

Las declaraciones de los expertos tampoco han permitido arrojar luz sobre el número de armas empleadas en el crimen. Los expertos que han comparecido esta mañana ante el tribunal sometieron a análisis tres vainas metálicas, cuatro balas de plomo y una bala blindada. Según sus conclusiones, no sería posible precisar el número de armas utilizadas. “Hasta cinco armas se podrían haber empleado”, ha respondido el testigo a preguntas de la defensa.

 

A vueltas con el testigo protegido

La defensa ha continuado esta mañana con su estrategia de desacreditar la figura del testigo protegido, una persona que asegura haber presenciado los hechos y que identificó a Rambo ante la Policía como uno de los autores del crimen. El testimonio del policía nacional a quien el testigo confió la misma noche de los hechos sus certezas sobre el autor del crimen sólo ha contribuido a generar incertidumbres entre los miembros del jurado.

En su declaración del pasado lunes, el testigo aseguró haber contemplado el crimen desde un murete ubicado en el extremo de la acera del Paseo de La Marina. El agente en sus manifestaciones ha situado al testigo protegido en el interior de un puesto ambulante ubicado a algunos metros de la posición señalada por quien, junto a la viuda de la víctima, ha sido la única persona que ha señalado al acusado como autor del crimen. “Estaba vendiendo”, ha precisado el policía.

El testigo ha sido advertido por el presidente del tribunal a causa de su incomparecencia ante la Sala en el día en que fue convocado a declarar. El magistrado le ha conminado a justificar su ausencia para evitar la imposición de la multa que la ley contempla para estas situaciones.  

Las declaraciones del policía y la estrategia de la defensa han sembrado de dudas a los miembros del jurado hasta el punto de que, ya en la sesión de la tarde, éstos han solicitado que se les remita la declaración que el testigo protegido prestó en su día en dependencias policiales y el atestado donde consta la localización de este testigo. Además, y a petición también del jurado, se han reproducido las imágenes captadas el día de los hechos por una cámara de vigilancia instalada en una tienda de muebles cercana al lugar en el que se cometió el crimen.

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