el tráfico de benzodiazepinas se ha convertido en un lucrativo negocio

No todo va a ser hachís

Las fuerzas de seguridad hace años que están familiarizadas con el Rivotril, un medicamento cuyo tráfico se ha convertido en un lucrativo negocio para las mafias. El ingrediente activo del Rivotril es el clonazepam, fármaco perteneciente al grupo de las benzodiazepinas. Y, a uno y otro lado de la frontera, es una droga atractiva y barata.

11.310 comprimidos de RiVOTRIL incautados en el interior de un vehículo que trataba de embarcar en el ferri hacia Algeciras  marzo 2017
photo_camera 11.310 comprimidos de Rivotril incautados en el interior de un vehículo en marzo de 2017 (C.A./ARCHIVO)

El mar no parecía agitado aquel día de marzo de 2016. La afluencia de pasajeros garantizaba un paso fluido por los controles policiales, el día era cálido y agradable. Pero el viaje no iba a resultar cómodo.

rivotrilNo había de serlo si se considera el atavío que el viajero al que la Guardia Civil acababa de echar el ojo en la estación marítima de Algeciras había elegido para la travesía que habría de traerle hasta Ceuta.  El hombre, un marroquí domiciliado en Fuengirola, ocultaba adosadas al pecho, el abdomen, los brazos y las piernas 177 tabletas de Rivotril, un fármaco recomendado para el tratamiento de fobias y episodios de pánico y utilizado como anticonvulsionante.

Las fuerzas de seguridad hace años que están familiarizadas con el Rivotril, un medicamento cuyo tráfico se ha convertido en un lucrativo negocio para las mafias. El ingrediente activo del Rivotril es el clonazepam, fármaco perteneciente al grupo de las benzodiazepinas. Y, a uno y otro lado de la frontera, es una droga atractiva y barata.

El último golpe a las mafias dedicadas al tráfico de ese fármaco es reciente. Hace unos días, la Guardia Civil detenía a seis personas e investigaba a otras doce por su implicación en una red dedicada a la falsificación de recetas médicas que utilizaban para acopiar psicotrópicos. Los miembros de la banda habían conseguido colocar las recetas en oficinas de farmacia de las provincias de Málaga, Granada y Cádiz, hasta hacerse con 241 cajas de Rivotril, unos 14.460 comprimidos que en el mercado negro habría podido alcanzar un valor de 100.000 euros.

Aunque las recetas procedían de Ceuta, los traficantes se guardaron de intentar ponerlas en circulación en la ciudad. Las fuerzas de seguridad llevan años avisadas de la existencia de redes dedicadas a la manipulación de recetas y a su distribución en Ceuta. No han sido pocas las operaciones que han permitido dar al traste con la actividad delictiva de los grupos dedicados al tráfico de psicotrópicos en la ciudad. Y también en el exterior.

Recientemente, la Policía Nacional desmantelaba en Málaga una red que operaba conforme al modelo ya conocido: la falsificación de recetas para acumular cajas de Rivotril con las que mercadear para obtener unos beneficios nada despreciables. La investigación se inició en el último trimestre de 2017 a partir de varias denuncias de médicos de distintos centros de salud de Málaga ante la sustracción de sellos y talonarios de recetas.

La intervención policial permitió la detención de 40 personas. Los fármacos reunidos eran transportados hasta Ceuta y Melilla como etapa previa a su destino definitivo: Marruecos.Agentes de la Guardia Civil se han incautado de 26.250 unidades de Rivotril, un fármaco de propiedades ansiolíticas e hipnóticas, en una intervención practicada el 8.1.2016  en la estación marítima.

Material intervenido por la Guardia Civil en una operación practicada en enero de 2016 (GUARDIA CIVIL)

 

El mercado está en el sur

La benzodiacepina es el ingrediente fundamental de la droga que muchos jóvenes marroquíes de ambientes marginales han comenzado a preferir desde hace un lustro. El “karkubi” es una droga barata que se elabora con los fármacos que llegan ilegalmente al país procedentes de España y hachís, un producto que no escasea en Marruecos, precisamente.

El consumo de este combinado puede crear estados de ansiedad, alucinaciones, irritabilidad y comportamientos agresivos.

La demanda norteafricana de “karkubi” ha venido a revitalizar el tráfico de benzodiazepinas en España, un “negocio” que había conocido tiempos esplendorosos allá por la década de los 80, cuando los consumidores de heroína constituían un grupo numeroso entre los toxicómanos españoles. Era un sustitutivo de la heroína. Mezclado con alcohol permitía al consumidor “coger un globo”, que era el modo con el que el argot describía los efectos de la explosiva mezcla.