Durante dos días consecutivos ha ocurrido lo mismo: queman contenedores, aviso al SEIS y lanzamiento de piedras. La Policía Nacional ha tenido que intervenir para cuidar por la integridad física de los funcionarios, incluso empleando elementos antidisturbios.
Arcos Quebrados se ha convertido en un vertedero de residuos y en una zona muy peligrosa para acudir a sofocar las llamas que grupos de personas provocan constantemente.
Los actos vandálicos en la zona se han convertido en algo habitual sin que se haya sabido poner remedio desde las instituciones competentes. Tanto los agentes policiales como los bomberos corren peligro cada vez que acuden a hacer un servicio. La situación se torna límite y exige soluciones antes de que ocurra una desgracia personal.