La Policía Nacional detiene a «Piolín» en Manilva

El líder de la banda de narcotraficantes ha sido arrestado apenas nueve días después de que «Tayena», cabecilla de la organización con la que la del detenido rivalizaba, fuera asesinado en Los Barrios.

Agentes de la Policía Nacional desplegados en El Príncipe (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Agentes de la Policía Nacional desplegados en El Príncipe (C.A./ARCHIVO)

Pocos días después del asesinato en Los Barrios (Cádiz) de «Tayena», uno de los líderes de las bandas de narcotraficantes de Ceuta, la Policía Nacional ha conseguido detener a «Piolín», su principal adversario en el hampa local. Los agentes han arrestado a «Piolín» cuando se encontraba en un apartahotel de la localidad costasoleña de Manilva. En el momento de la detención, el narco ceutí se encontraba armado.

La captura de «Piolín» pone fin a un dispositivo de la Unidad de Droga y Crimen Oerganizado (Udyco) de Ceuta desplegado desde hace semanas en colaboración con el Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (Greco) de la Costa del Sol.

Las organizaciones dirigidas por «Tayena» y «Piolín» han mantenido a lo largo de los últimos meses una enconada rivalidad que se ha saldado con varios episodios sangrientos. El incidente más significativo fue el de la muerte en abril del pasado año del adolescente Ibrahim Buselham, muerto de un disparo cuando viajaba en una motocicleta a la salida de El Príncipe. Algunos de los testigos llegaron a relacionar alternativamente a las bandas de «Tayena» y «Piolín» con el asesinato, cuya autoría continúa sin esclarecerse.

El crimen dio lugar a la denominada «Operación Plomo», un dispositivo activado por la Policía Nacional para investigar las rencillas y enfrentamientos violentos entre dos bandas criminales rivales asentadas en la ciudad. El operativo se saldó con más de 70 detenciones.

La guerra entre bandas también costó la vida al cabo de Regulares Dris Amar, quien murió tiroteado el pasado octubre en El Príncipe.

La muerte de «Tayena» el pasado 12 de abril certificaba la práctica desaparición de su banda. Para cuando se produjo el crimen, hacia ya más de seis meses que la Policía Nacional consideraba desarticulada la organización, una desintegración resultado de la detención de sus principales dirigentes.

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