en plena calle

El policía portuario se encargaba de cobrar en metálico y en mano

Quienes pagaron por una vivienda de protección coinciden en señalar al portuario como intermediario con Antonio López, ex gerente de Emvicesa. El pago se efectuaba en metálico, en mano y de una sola vez. Sin justificantes y en plena calle.

Antonio López
photo_camera El portuario era el intermediario entre López y quienes pagaban por una vivienda / C.A.

Los más de 5.000 folios del sumario de caso Emvicesa están dando para mucho. Las investigaciones llevadas a cabo por la UDYCO durante los últimos años arrojan detalles sorprendentes de una supuesta trama de compra- venta de viviendas de protección a través del que fuera gerente de la empresa municipal Emvicesa, Antonio López (nombrado por el PP) con la ayuda de terceros que intermediaban entre los “clientes” y el gerente.

Antonio López vino a casa de mi suegro en Hadú a recoger dinero

El pasado mes de febrero se detuvo a 29 personas acusadas de un delito de cohecho, o lo que es lo mismo, haber pagado por adquirir una vivienda. Las cantidades oscilaban dependiendo del número de dormitorios que se quisieran. En lo que coinciden todos cuantos pagaron es que lo hicieron en metálico, en un solo pago y lo entregaron en mano fuera de las dependencias de Emvicesa. El dinero se entregó en lugares tan dispares como El Morro, en los pisos de colores de Loma Colmenar o detrás de Baeza en el puerto. Incluso hay quien asegura que el propio Antonio López se desplazó “hasta casa de mi suegro en Hadú” para recoger el dinero. Es curioso comprobar, tras la lectura del sumario, que muy pocos de los pagadores sacaron el dinero del banco. O bien se lo pidieron a amigos o familiares o lo tenían ahorrado.

Y ¿a quién entregaban esas cantidades en concepto de anticipo “a restar del valor total de la vivienda”? Todos coinciden: al policía portuario, actualmente en prisión. La familia del policía tenía un papel importante como “representantes”, así su hermano y su tío corrían la voz de que su familiar “podía ayudar en estos de las casas”. La red de clientelismo se extiende también al sobrino del portuario que entregó 10.000 euros directamente a López.

Tras efectuar los pagos y ver que la supuesta adjudicación de viviendas no se producía, “los clientes” comenzaron a ponerse nerviosos y las llamadas al portuario se vuelven insistentes a medida que va pasando el tiempo. Como es lógico, el portuario da largas a sus clientes asegurando que es Antonio López quien debe “mover el tema” y que no puede devolver el dinero porque este se encuentra “en una caja fuerte de Emvicesa”. Como forma de callar bocas, López empieza a entregar “compromisos” fechados incluso en años anteriores, ya que es increpado hasta en plena calle. A una de las mujeres que pagó en 2014 le entregaron un compromiso con fecha de 2013. En las declaraciones de los que pagaron por conseguir una casa a través de terceros aparecen referencias a dos trabajadores de Emvicesa como “contactos”.

Tengo el teléfono de Antonio y del portuario pero no somos amigos

Otro nombre surge en todo este entramado y es el de un sindicalista L.A.Z. que se encargaba de buscar compradores, “coordinándose con Antonio López”. Fue puesto en libertad tras el pago de una fianza de 3.000 euros. La UDYCO asegura que L.A.Z. se contradice entre sus actos y declaraciones. Es precisamente ante la jueza donde explica que “le tocó un estudio en las 170”, vivienda a la que renunció y por la que recibió un “compromiso”. Posteriormente salió en la lista fantasma. Asegura que cuando iba a Emvicesa hablaba “siempre” con dos de los trabajadores. De hecho asegura tener el teléfono de uno de ellos. También tenía el número de teléfono de Antonio López. Al parecer se lo dieron en Emvicesa aunque “no somos amigos. Lo tenía para poder preguntarlo qué pasaba con mi casa”. En su agenda también aparece el número del portuario “pero lo tenía de verle en Emvicesa. No somos amigos”.

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