NARCOTRÁFICO Y FRONTERA

¿Por qué la tasa de criminalidad en Ceuta supera la media nacional?

La Delegación del Gobierno identifica los delitos relacionados con el tráfico de drogas, la inmigración irregular y la falsificación documental como las “singularidades” que explican las estadísticas.

policía nacional moto
photo_camera Agentes de la Policía Nacional patrullan en moto por el centro de la ciudad (C.A.)

¿Por qué Ceuta registra una tasa de criminalidad superior a la registrada como media nacional? Para responder a esta pregunta, las autoridades recurren al argumento con el que se suelen despachar todo tipo de disfunciones que en cualquier otro ámbito de la actividad económica, política o social se constatan en la ciudad: todo ocurre por las características singularidades que concurren en Ceuta.

Según datos del Ministerio del Interior, la tasa de criminalidad en el municipio alcanzó en 2017 las 53 infracciones penales por cada 1.000 habitantes, 9,1 más que en el conjunto del país.

La Delegación del Gobierno identifica los delitos relacionados con el tráfico de drogas, la inmigración irregular y la falsificación documental como las “singularidades” que explican esta estadística. Sin ellas, Ceuta no registraría más infracciones que cualquier otra ciudad española de su tamaño, sostienen las autoridades del Estado.

El tráfico de drogas constituye uno de los más activos generadores de actos criminales en la ciudad. Pese al optimismo con el que hace apenas un par de meses el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se refería a la lucha contra el narcotráfico, el movimiento ciudadano antidroga del Campo de Gibraltar no tiene dudas: el Estrecho continúa siendo la principal vía para la introducción de hachís en Europa.

Alijo de droga custodiado en las dependencias de la Guardia Civil (G. CIVIL)Alijo de droga custodiado en las dependencias de la Guardia Civil (MINISTERIO DEL INTERIOR)

Esta enojosa vecindad convierte a Ceuta en una referencia permanente en las crónicas que narran los combates entre narcos y fuerzas de seguridad del Estado. La industria de la droga mantiene una incesante actividad que extiende sus garras desde el norte de África hasta las costas gaditanas y malagueñas. Prueba de ello son las actuaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil y sus colaboraciones con sus compañeros del otro lado del Estrecho. Así, a comienzos del pasado febrero, agentes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) de Ceuta detenían en El Príncipe a tres personas en el marco de una operación dirigida desde la Costa del Sol.

Pero la intervención policial más relevante de las desarrolladas en lo que va de año tuvo por escenario el polígono industrial de El Tarajal. A mediados del pasado mes, la Policía Nacional desarticulaba una red dedicada al transporte hasta la Península de grandes cargamentos de hachís que cruzaban el Estrecho ocultos en un camión. La operación permitió la incautación de casi 1.300 kilos de hachís y la detención de 17 miembros de la organización, una trama con una sólida implantación internacional. La droga intervenida fue descubierta en el interior de una nave del polígono.

 

Frontera

La frontera también es escenario de una parte nada desdeñable de los delitos perpetrados cada año en Ceuta. La inmigración irregular y las extorsiones y crímenes comunes a los que anima el tráfico de mercancías en condiciones de seguridad precarias ayudan a engrosar las estadísticas.

Pero la frialdad de los números no basta para describir la sensación de inseguridad que, alentada por subjetividades que no recogen las estadísticas, adquiere en ocasiones dimensiones de protesta social. Así ocurrió el 2 de abril de 2017 cuando más de un millar de personas se congregó en el centro de la ciudad para exigir mayor presencia policial en las calles.

La existencia de menores extranjeros que escapan a la vigilancia de la Ciudad, a la que legalmente compete su tutela, alimenta esta conciencia subjetiva de inseguridad que, para una gran parte de la sociedad, es incluso más real que la describen los datos. Sin embargo, lo que en realidad éstos revelan es que el 56 por ciento de los 157 adolescentes de entre 14 y 18 años que recibieron sanciones penales en Ceuta durante 2017 por la comisión de algún delito fueron jóvenes de nacionalidad española (88). Los 69 “menas” a los que se impusieron medidas judiciales suponen sólo el 11,9 por ciento del total de menores extranjeros residentes en el municipio.

 

Vandalismo

El vandalismo es un fenómeno que ha asentado sus reales en Ceuta desde hace años. Los apedreamientos a los vehículos de los servicios públicos –autobuses urbanos, patrullas policiales, camiones de bomberos- no resultan infrecuentes. En el caso de la empresa de autobuses, además, los conductores reconocen el miedo que les acompaña después de los últimos atracos a mano armada que han venido sufriendo desde comienzos de año. La Policía Local ha anunciado que dispondrá un dispositivo especial de vigilancia para prevenir estos asaltos.

Vehículo incendiado en el Puente del Quemadero (CEDIDA)Vehículo incendiado en el Puente del Quemadero (CEDIDA)

Pero si los vándalos tienen una debilidad, ésa es la quema de vehículos. Durante 2017, más de 90 coches fueron incendiados intencionadamente. La mayoría de estos sucesos se produjeron en El Príncipe Felipe, El Príncipe Alfonso y Arcos Quebrados. Sólo seis de todos los vehículos que fueron pasto de las llamas estaban abandonados.