ENTREVISTA

Sánchez: "No hemos estrenado la oficina de asilo porque nadie se ha presentado"

El jefe superior de Policía de Ceuta, Alfonso Sánchez, defiende con vehemencia que Ceuta es una ciudad segura. Cumplido el año desde que tomó posesión de su cargo, Sánchez reflexiona sobre la naturaleza de un trabajo policial enfrentado a fenómenos como el yihadismo o la inmigración, sostiene que el cuerpo dispone de una plantilla suficiente para atender los servicios que presta y considera que la nueva oficina de asilo en la frontera supone una ayuda para la labor de los agentes. 

Alfonso sanchez jefe policia nacional (16)
photo_camera El jefe superior de Policía de Ceuta, Alfonso Sánchez/ ANTONIO SEMPERE

A lo largo del pasado año se produjeron media docena de muertes violentas. Una ciudad de las dimensiones de Ceuta que es escenario de este número de crímenes, ¿puede considerarse una ciudad segura?

Afirmo rotundamente que Ceuta es una ciudad completamente segura.

Entendamos, primero, qué es la seguridad. Una cosa es la seguridad de los ciudadanos y otra las circunstancias que pueden llegar a generar una cierta sensación de inseguridad.

¿Dónde está la seguridad de los ciudadanos de Ceuta? Pues en sus domicilios, en la libertad de transitar por la calle sin problemas…  Es obvio que siempre habrá algo que altere esa sensación de seguridad. No hay sociedad que no tenga algún grado de delincuencia. No hay estudio de criminología que afirme que ha existido alguna vez una civilización que no ha padecido la lacra de la delincuencia.

En Ceuta confluyen tres fenómenos singulares: el yihadismo, los fenómenos migratorios y la delincuencia organizada, referida sobre todo al narcotráfico. Todo esto repercute en los ciudadanos de manera subjetiva.

Pondré un ejemplo. En la frontera se detiene a equis personas con documentación falsa intentando llegar a la Península. Esas detenciones influyen en las tasas de criminalidad, pero eso no afecta a la seguridad de los ceutíes.

Sí, hubo seis muertes violentas en 2014, la mayoría por enfrentamientos entre bandas violentas y ajustes de cuentas. Eso ocurre porque hay unas bandas que se disputan el Estrecho. Ocurre aquí como podía ocurrir en cualquier otro sitio donde se dieran las circunstancias geográficas que se dan aquí.  Pero, en Ceuta, tenemos la delincuencia propia de cualquier ciudad.

¿Qué diferencias aprecia entre la delincuencia que se registra en Ceuta y la que ha podido usted conocer en otros lugares del país?

La delincuencia ya no es de Ceuta ni de ningún sitio. Ni siquiera de España. Hemos organizado policías europeas. Tenemos la Interpol. Contamos con las comisarias generales del Cuerpo Nacional de Policía, que en distintas áreas operativas trabajan en todo el territorio nacional, y las jefaturas de policía que desarrollan su actividad en los territorios concretos. ¿Qué quiero decir con esto? El Cuerpo Nacional de Policía ni empieza ni termina en Ceuta sino que trabaja de manera constante con esas comisarías generales y éstas, a su vez, trabajan con agencias europeas de seguridad, y éstas con agencias internacionales.

Por ejemplo, y esto tengo que decirlo claramente, nosotros mantenemos unas relaciones de colaboración magníficas con Marruecos. No sólo no hay problema alguno sino que existe una buena entente. La información fluye de un lado al otro.

 

Lo que no podemos hacer es dejar crecer al monstruo. El monstruo hay que tratarlo. Y hablo del monstruo del yihadismo, del monstruo de la delincuencia organizada, del monstruo de la inmigración irregular.

 

Una colaboración que se ha hecho particularmente estrecha en el combate contra las células yihadistas…

Para todos los temas que trascienden a Ceuta, nosotros trabajamos en un ámbito mucho más amplio. Aquí tuvimos una alarma porque determinadas niñas estaban siendo captadas para llevarlas a Siria y convertirlas en esclavas sexuales. Desde aquí se hizo un trabajo importante. Hicimos controles, vigilancias, seguimientos. Pero siempre, coordinados con la Comisaría General de Información.  

Lo que no podemos hacer es dejar crecer al monstruo. El monstruo hay que tratarlo. Y hablo del monstruo del yihadismo, del monstruo de la delincuencia organizada, del monstruo de la inmigración irregular.

La realidad, y eso debe reconocerse, es que desde que hicimos esos trabajos estamos atravesando una racha tranquila, lo que quiere decir que el tratamiento se ha aplicado al enfermo ha sido eficaz.

La existencia de relaciones entre el yihadismo y el narcotráfico ha acabado siendo un lugar común. ¿Han constatado ustedes este tipo de conexiones en Ceuta?

Eso es inherente a la cultura de donde viene el yihadismo. Hay tres fenómenos que confluyen: las drogas, y por tanto la existencia de una organización criminal, la religión malentendida y el terrorismo. Esos tres elementos confluyen y de ahí salen series como ésas que vemos en televisión, donde lo mezclan todo y sacan un serial cojonudo.

Hace un par de meses, el ministro del Interior inauguró en la frontera la oficina de asilo. Todavía no ha recibido ni una sola solicitud. ¿Ha ayudado de algún modo al trabajo policial la apertura de este servicio?

Nos ayuda en un sentido muy claro. Hay garantías de que aquél que viene a nuestro país y se siente perseguido tiene un lugar al que dirigirse. Tenemos los medios materiales y los recursos humanos. Tenemos personal formado para ofrecer lo que necesita a aquella persona que llega a nuestra frontera de esa manera.

Aquí en Ceuta no hemos tenido el estreno de esa oficina porque nadie se ha presentado.

Lo que ocurre es que nadie puede llegar hasta la oficina porque Marruecos no lo permite…

Ah, pero nosotros somos España. Marruecos es un país soberano. Si Marruecos ejerce un buen control… Hay muchos inmigrantes de muy distintas nacionalidades que para llegar a nuestras fronteras tienen que pasar por distintos países. Yo solo constato el hecho cierto de que a nuestra oficina de asilo no ha llegado todavía nadie.

Pero parece más fácil para un sirio pasar por la frontera que, por ejemplo, para un costamarfileño

Por nuestra frontera es fácil pasar a todo el mundo. No ponemos cortapisas a nadie. Que luego los marroquíes ejerzan su labor como tengan establecido por sus normas, eso es otro tema. Pero aquí no nos están llegando.

Desde hace algún tiempo, el control de la seguridad en el entorno del polígono de El Tarajal se ha convertido en una preocupación que ha llegado a enfrentar a los comerciantes del recinto con las autoridades. ¿Cómo puede afrontarse un problema de esta índole?

La Policía es un cuerpo público que se sostiene con los impuestos de los ciudadanos. En El Tarajal lo que se está produciendo es una actividad comercial de salida de mercancías por esas naves. Aquél que origina una actividad es el que ha de sufragarla. No son los ciudadanos los que con sus impuestos tiene que sufragar actividades privadas. Dicho esto, la misión de la Policía en El Tarajal es garantizar la seguridad y el orden. Pero la Policía no está para controlar las puertas de un polígono privado, o para controlar el tamaño de los bultos -para lo que, dicho sea de paso, no existe norma alguna-, o para controlar colas.

Quien origine esa actividad debería disponer de seguridad privada para poder ejercerla. Éste es un debate que ha aparecido mucho en prensa y que con nuestro anterior delegado del Gobierno,  a quien por desgracia hemos perdido, estaba muy avanzado. Cuando tengamos nuevo delegado volveremos seguramente a tratar el tema.

¿Dispone la Policía en Ceuta de una plantilla suficiente para atender todos los servicios que presta?

La Policía en Ceuta no es la Policía de Ceuta. Tengo que decir que la jefatura cuenta con una plantilla suficiente para el trabajo que realiza. Pero es que, además, en todas las áreas (científica, judicial, seguridad ciudadana, información, extranjería) recibimos refuerzos cada vez que es necesario.

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