OPERACIONES ANTIYIHADISTAS EN CEUTA

Un historial de 22 detenciones en 32 meses

Las fuerzas de seguridad españolas han detenido desde 2013 a 22 personas en Ceuta por su presunta relación con las actividades de organizaciones terroristas de inspiración yihadista. Este mes de febrero, el número de arrestados ha ascendido a cinco. Sólo en junio de 2013, merced a la denominada "Operación Cesto", que permitió la detención de ocho personas, se registró un número más elevado de arrestos en un solo mes. 

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photo_camera Un agente de la Guardia Civil aguarda al traslado en helicóptero del joven detenido el pasado jueves en El Príncipe/ ANTONIO SEMPERE

En el transcurso de los 25 primeros días de febrero, Ceuta ha sido escenario de la detención de cinco personas a las que el Ministerio del Interior atribuye vinculaciones con organizaciones terroristas de inspiración yihadista. La cifra se aproxima a los ocho arrestos que en el mes de junio de 2013 permitieron la desactivación de una red dedicada al reclutamiento y envío de voluntarios a Siria. La denominada “Operación Cesto” desmanteló una organización que, en apenas 14 meses, había logrado llevar hasta zonas de conflicto a 28 activistas, 9 de ellos ceutíes. Media docena de los oriundos de la ciudad fallecieron en actos violentos. Los miembros del grupo fueron finalmente condenados a penas de entre 10 y 12 años de cárcel.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han detenido en Ceuta desde 2013 a 22 personas presuntamente relacionadas con actividades terroristas. La detención el jueves pasado de un joven marroquí de 20 años al que se acusa de difundir propaganda de Daesh a través de las redes sociales es el último episodio de un historial de operaciones policiales que ponen en evidencia una realidad: la existencia en España de un terrorismo autóctono o homegrown, tal y como lo define el Real Instituto Elcano, del cual Ceuta y Melilla constituirían sus focos principales. 

La mayoría de las actuaciones desplegadas por las fuerzas de seguridad en Ceuta se han dirigido contra grupos y personas dedicadas a la captación y radicalización de prosélitos, no en pocos casos menores, para su envío a los frentes de batalla de Oriente Medio. Tal fue el caso, por ejemplo, de la joven de 21 años que en diciembre de 2014 fue detenida en la barriada Príncipe Felipe como presunto miembro de una célula encargada de captar a mujeres para la organización terrorista Daesh.

Otro perfil es el que presenta a un individuo que, en solitario, emplea su tiempo y recursos en difundir las actividades y soflamas de los grupos terroristas a través de las redes sociales. “Pido a Alá que me dé valor de matar tasut”, había escrito en su perfil de Facebook un hombre detenido en El Príncipe en junio de 2014.

Pero la mayor inquietud de los investigadores que trabajan contra las redes terroristas la despiertan aquellos grupos en los que se ha verificado su voluntad y disposición a cometer atentados. Amén de la organización desmantelada gracias a la “Operación Cesto”, lnterior ha identificado a lo largo de estos años a varias células a las que imputa esa vocación asesina.

En enero de 2015, la “Operación Chacal” se saldaba con la detención de dos parejas de hermanos en una actuación desarrollada por las autoridades españolas en colaboración con el servicio antiterrorista DGST del Reino de Marruecos. Los arrestados fueron sorprendidos en posesión de una pistola automática del calibre 9 milímetros parabellum, uniformes de combate, capuchas del tipo pasamontañas, placas de matrícula de vehículos españoles, machetes de grandes dimensiones, otro tipo de armas blancas, munición de diversas características y material informático. Según la Policía, los detenidos actuaban siguiendo las consignas impartidas por el líder de la organización terrorista DAESH, Abu Bker Al Baghdadi. 

Dos meses más tarde, eran arrestados otros dos individuos como miembros del grupo cuyos activistas habían sido detenidos en la “Chacal”.

Interior también ha hablado de “voluntad decidida” de cometer atentados para describir la disposición de los tres ceutíes que el pasado martes eran detenidos en El Príncipe. Los investigadores aseguran que los integrantes de la célula habían establecido contactos para proveerse de armas y material con el que fabricar explosivos. Entre sus actividades se encontraría la de captar y radicalizar a menores para su envío a las zonas de guerra en Siria. Los detenidos son Hamed Abderraham Ahmed -quien adquirió relevancia pública hace unos años tras su paso por el campo de confinamiento que EEUU mantiene en su base cubana de Guantánamo-, Hamza Layachi Abdeslam, hermano del taxita ceutí  que falleció en 2013 tras perpetrar un atentado suicida contra un cuartel del ejército sirio al volante de un camión bomba- y Morad Duas Mohamed.

 

Español y menor de 30 años

Según un estudio elaborado por investigadores del Real Instituto Elcano, el perfil del yihadista español se identificaría como el de un joven menor de 30 años y de nacionalidad española. El informe, presentado el pasado mes de noviembre, alertaba de la “eclosión” de un terrorismo yihadista autóctono. El 45 por ciento de los detenidos en España desde 2013 por su vinculación con organizaciones yihadistas poseían nacionalidad española y más del 40 por ciento habían nacido en territorio nacional.

El 75,8 por ciento del total de arrestados en este periodo habían nacido en Ceuta o Melilla. Casi el 30 por ciento de las detenciones se habían practicado en la provincia de Barcelona.

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