La historia de Emma comienza hace 24 años, cuando una pareja dona varios embriones concebidos in vitro, y que ya no iban a utilizar, al Centro Nacional de Donación de Embriones de Estados Unidos, para que otras parejas pudieran cumplir el deseo de ser padres. Allí ha estado Emma todo este tiempo, hasta Tina vio un reportaje en televisión sobre la adopción de embriones largo tiempo congelados.
¿Qué hacer con ellos? Normalmente se quedan congelados, hasta que los padres biológicos deciden qué hacer con ellos, destruirlos, donarlos a la ciencia, o, como en este caso, donarlos a otra pareja que no pueda concebir.Y así, Emma, concebida en 1992, se ha convertido en el embrión que más tiempo ha pasado congelado y que después ha nacido.