EL COMISARIÓ EUROPEO DE MIGRACIÓN VUELVE A RESPALDAR LAS POLÍTICAS DE MADRID

Avramopoulos echa otro capote al Gobierno español en Ceuta

Con su aval a las restricciones impuestas por España a la libertad de movimientos de los solicitantes de protección internacional en Ceuta y Melilla, el comisario europeo de Migración repite el gesto de apoyo que ya ofreció en 2015 a Madrid en pleno polémica sobre las "devoluciones en caliente".

Avramopoulos
photo_camera El comisario europeo Dimitris Avramopoulos (EU)

El comisario europeo de Migración, Asuntos Internos y Ciudadanía, Dimitris Avramopoulos, ha vuelto a salir en defensa de la política migratoria del Gobierno español. Su argumento de que España dispone de autonomía para decidir el lugar de residencia de los solicitantes de protección internacional apacigua los temores que pudieran albergar en Madrid de que las restricciones impuestas a la movilidad de los migrantes en Ceuta y Melilla acabaran saltando por los aires.

El argumento de Avramopoulos no obsta para que los tribunales españoles se hayan pronunciado reiteradamente a favor del derecho fundamental que asiste a los extranjeros peticionarios de asilo a circular libremente por el territorio nacional. A finales del pasado año, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid estimaba un recurso interpuesto por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y anulaba las resoluciones de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y de la Dirección General de Policía, que habían denegado a un solicitante de asilo el derecho a trasladarse desde Ceuta a la Península. En su decisión, el Tribunal aclaraba que el afectado "se encuentra en situación regular" por lo que no cabe ninguna restricción de movimiento "por todo el territorio nacional".

No es ésta la primera vez en la que Dimitris Avramopoulos sale en auxilio del Gobierno español. Ya en 2015, el comisario se pronunció de una manera crítica contra las “devoluciones en caliente” de migrantes en las vallas de Ceuta y Melilla. Avramopulos llegó a dirigir una carta al ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz, en la que expresaba sus dudas acerca de la figura que la Ley de Extranjería ha bautizado como “rechazo en frontera”. Fernández Díaz nunca respondió a la misiva.

El comisario europeo anunció entonces una visita inminente a las dos ciudades autónomas para, tras reconocer la situación sobre el terreno, formular una declaración definitiva. La visita no sólo no se produjo nunca sino que, además, meses más tarde Avramopoulos abandonaba su actitud crítica y sentenciaba que las “devoluciones en caliente” no entraban en contradicción con la directiva europea de retorno.

 

Criterios de salida

El pronunciamiento del TSJ de Madrid sobre la libertad de movimientos de los migrantes se sumaba a otras sentencias del TSJ de Andalucía que, además de reconocer el derecho de circulación por todo el territorio nacional a los solicitantes de asilo, señalaba que la negación de su traslado a territorio peninsular suponía una vulneración de sus derechos fundamentales.

La aleatoriedad de los criterios que utiliza España para autorizar la salida de migrantes hacia la Península se encuentra detrás del litigio que las oenegés mantienen con las autoridades de Madrid y Bruselas. El Gobierno español nunca ha acabado de definir por qué los migrantes asiáticos y argelinos encuentran muchas más dificultades para abandonar las ciudades de Ceuta y Melilla que los originarios de países subsaharianos. Las concentraciones de protesta de residentes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) afectados por estas restricciones se han sucedido a lo largo de los años sin que nadie en la Delegación del Gobierno haya explicado nunca el porqué de esta distinción.

La imposición de limitaciones a la libertad de movimientos ha tenido consecuencias inmediatas sobre el volumen de peticiones de asilo registradas en Ceuta. Sólo el 11,6% de los residentes en el CETI solicitan asilo. Los migrantes se muestran renuentes a formalizar sus peticiones debido a que la condición de solicitante de asilo les impide abandonar Ceuta con destino a la Península.

Los datos del propio Gobierno avalan esta discriminación por nacionalidades. Según éstos, la estancia media de bangladesíes y pakistaníes supera el doble de la registrada para el conjunto de los residentes en el CETI. Mientras el tiempo medio de espera antes de partir hacia la Península se sitúa en 111 días, un pakistaní y un bangladesí han de aguardar, respectivamente, hasta 239 y 222 para abandonar el centro. 

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