Opinión

¡Ay, Chiqui!

“Equivocarse en un presupuesto es fácil…lo he dicho siempre ¡Ay, "Chiqui”!, 1.200 millones de euros es poco, eso pone o quita de una parte de los presupuestos”.

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“Equivocarse en un presupuesto es fácil…lo he dicho siempre ¡Ay, "Chiqui”!, 1.200 millones de euros es poco, eso pone o quita de una parte de los presupuestos”.

No, no es un dialogo de los Morancos, es nuestra Ministra (sic) de Hacienda, la simpar María Jesús Montero, explicando a unos periodistas qué sucedería si el gobierno tuviera que aplicar el déficit del 1,3% en lugar del 1,8%. La Ministra ha excusado posteriormente sus formas alegando que era una explicación informal para que los periodistas la entendieran. Imagino que estos profesionales le estarán eternamente agradecidos por el esfuerzo de la Ministra al verse obligada a rebajar su nivel léxico y expresivo al de la cola en una verdulería. Todo sea por la pedagogía.

Montero, antigua consejera del gobierno de Andalucía es uno de los exponentes más claros y preclaros de lo que da de sí el régimen socialista imperante en aquellas sufridas tierras. Por eso no pueden extrañar ni sorprender las políticas emprendidas por el Gobierno Sánchez que no buscan más que trasladar a nivel nacional esas políticas que tan buenos resultados les han dado a nivel regional. No, no es un error, han leído bien: los buenos resultados de sus políticas, las que les han permitido crear y mantener un régimen clientelar que supera en tiempo y profundidad al franquismo.

En estos cuarenta años de régimen socialista, esa bendita tierra no solo no se ha acercado a los estándares del resto del país sino que ha profundizado en las diferencias: más pobreza y más deuda. Recuerden que el fracaso es el éxito. Cuanto más pobres sean los ciudadanos más dependerán de las dadivas y las migajas del poder. Ese y no otro son el porqué de los impuestos confiscatorios y del control de la economía, que las clases medias acaben en la cartilla de racionamiento de las ayudas y los subsidios.

Y como sucede en cualquier régimen populista, cualquier crítica a sus políticas es un ataque a Andalucía. El caso de la campaña montada alrededor de las declaraciones de Tejerina es el paradigma de este comportamiento por el que la red político-clientelar gubernamental se identifica con el territorio y con su población y así, los ataques a la gestión del gobierno lo son a los andaluces y también, y es un elemento de descargo de su responsabilidad, los errores del régimen lo serán en realidad de los andaluces.

Es esta también la técnica utilizada por los nacionalistas: solo los que lo son pueden ser considerados de la tierra y por lo tanto poseer los derechos inherentes al terruño. Una técnica que suele dar muy buenos resultados cuanto más paleta es la población y más se ha erosionado el concepto de ciudadano en ese territorio. De ahí al supremacismo hay un paso. Y para demostración el nacionalismo catalán que declara sin rubor que somos bestias carroñeras. Por cierto, he visto pocas quejas de los socialistas por el racismo supremacista exhibido por los nacionalistas catalanes. Debe ser por la necesidad que tienen para que el del besamanos se mantenga en el poder o también pudiera ser, y eso es quizás lo más grave, por esa enfermedad que tiene la mayor parte de la izquierda española de reconocerse como tal, como izquierda y como española.