Opinión

Ceuta a debate

En realidad para Marruecos Ceuta es una oportunidad, siempre que se quede como está: española, europea y con un régimen fiscal especial.

Porteadoras, en los recintos de El Tarajal II (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Porteadoras, en los recintos de El Tarajal II (C.A./ARCHIVO)

Decíamos el otro día, en un debate celebrado en el campus del Teniente Ruiz, que los problemas fronterizos de Ceuta pueden tener solución, desde la lógica de aceptar que un país soberano como España, debe exigir a su vecino, amigo y socio, Marruecos, un absoluto respeto a su integridad territorial y que desde el gobierno marroquí se de carta de naturaleza a la Frontera del Tarajal.

Lo curioso del caso, es que si Marruecos no acepta el Tarajal como frontera terrestre de la Unión Europea, por aquello de no reconocer el territorio ceutí como parte de España, sino reclamarlo como suyo, la incongruencia de considerar contrabando al comercio entre Ceuta y la provincia de Tetuán es colosal, puesto que si Ceuta para Marruecos es Marruecos, difícilmente se puede entender la figura del contrabando.

En realidad para Marruecos Ceuta es una oportunidad, siempre que se quede como está: española, europea y con un régimen fiscal especial. Lo que pasa es que ningún gobernante marroquí va a reconocer esto jamás, porque eso sería como reconocer el supino engaño al que llevan sometiendo a su población durante décadas. Y es que, los regímenes con tintes totalitarios, necesitan siempre, siempre, azuzar una causa nacionalista, de orgullo patrio, que calme las legítimas pretensiones de una población mayoritariamente sumida en el desamparo institucional.

Pero allá Marruecos y su manera de hacer las cosas. Lo verdaderamente preocupante es que ningún gobierno español, ha establecido claramente esa posición de asunto indiscutible y zanjado, promoviendo políticas activas en favor de la estabilidad de Ceuta, que sirvieran para hacer entender con claridad al buen vecino del sur, que sus pretensiones sólo son quimeras. Que Ceuta sólo con España tiene futuro y que cualquier intento desde el sur de el Tarajal por asfixiar o desestabilizar Ceuta es vacuo; que Ceuta quiere disfrutar de una buena vecindad, pero que si eso no es posible, mirando al norte, con un puerto modernizado y pujante, unas comunicaciones eficaces y asequibles para todos, una promoción turística de calidad y un desarrollo educativo y tecnológico similar al de cualquier otro territorio español, la cuestión deja de existir. Y todo eso cuesta el chocolate del loro. Entonces... ¿Por qué? ¿Por qué no?  ¿Quién se lo va a plantear así de crudito y clarito de una vez por todas al gobierno de España?

Ceuta, no puede seguir siendo rehén de los intereses de un tercero. Si en España y en Ceuta queda algo de orgullo, de patriotismo y de ganas de tomarse esto en serio, sobran las palabras y toca empezar por los hechos. ¿Qué pasa en España? ¿Acaso hay que volverse insolidario y desleal para que te oigan? Pero... ¿Alguna vez alguien de aquí levantó mínimamente la voz? Alguien lo hará. Aún puede que quede algún Juan Martín Díaz, que pasó a la historia con el sobrenombre de El Empecinado.