ANTONIO GIL ABANDONA LA SECRETARíA GENERAL

El congreso de UGT determina esta semana el futuro de una organización en proceso de cambio

El secretario general de a UGT, Antonio Gil, abandonará el cargo tras el congreso que el sindicato celebra este jueves. El líder de la FSP-UGT, Juan Carlos Pérez, es el único afiliado que ha anunciado su candidatura para dirigir la organización.

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photo_camera El secretario general saliente de UGT, Antonio Gil/ ANTONIO SEMPERE

La Unión General de Trabajadores de Ceuta no ha conocido más secretario general en los últimos 18 años que Antonio Gil. El veterano sindicalista se despedirá esta semana de su cargo para ceder el paso a quien habrá de dirigir la refundación sancionada en el 42º Congreso Confederal que la organización celebró el pasado marzo.

El congreso se celebrará el próximo 7 de abril en un equilibrio de fuerzas entre las dos federaciones mayoritarias: Servicios Públicos y Educación. Ambas suman 42 de los 60 delegados acreditados en la cita congresual y ambas deberán conciliar sus intereses en el futuro que juntas les aguarda: el Congreso Confederal acordó la reestructuración de la UGT mediante la reducción del número de sus federaciones a tres. La Federación de Servicios Públicos (FSP-UGT) y la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) serán dos de las llamadas a fusionarse.

Los 22 delegados de la FETE-UGT deberán medir su influencia en el sindicato ante la posibilidad de que sólo se presente una candidatura al congreso. El secretario general de FETE, Francisco Lobato, ya ha anunciado que ningún miembro de su federación optará al cargo. El único afiliado que ya ha anunciado su intención de concurrir al congreso para relevar a Gil es el del líder de la FSP, Juan Carlos Pérez.

 Mientras, Antonio Gil hace balance.

 

¿Qué sindicato dejará a su sucesor tras el 7 de abril?

Yo estoy satisfecho con mi labor. Nada más llegar, me encontré con una organización muy endeudada y con evidentes problemas internos. Vivíamos una fase de desintegración –yo conocí a tres secretarios generales en un plazo muy breve de tiempo- que coincidió con otros problemas como el del escándalo de la PSV. Estábamos verdaderamente mal.

Hoy, dejo una organización en una situación económica aceptable. Estamos en los 3.900 afiliados al corriente de pago, somos los primeros de toda España en evolución en lo que se refiere a elecciones sindicales…

 

¿Cómo explica la difícil situación del mercado de trabajo ceutí, esas elevadas tasas de desempleo?

Los españoles estamos ante una expectativa económica de mejora, pero es sólo eso, una expectativa. La mejora de la que se habla no se está trasladando al mundo laboral. Tanto es así, que durante este tiempo de gobierno del PP se han acuñado términos como pobreza energética o trabajadores pobres. Incluso las expectativas de vida de los españoles han bajado con respecto a 2010. Esos son datos reales.

En Ceuta vivimos la misma situación pero más agravada. Los quince años de gobierno de Vivas han marcado un camino contrario al de los intereses de Ceuta. Ya tenemos 12.900 parados.

¿Cuál es la reacción del Gobierno de la Ciudad? La práctica habitual es la de utilizar la colaboración social y los planes de empleo para ocultar las verdaderas necesidades de las administraciones. De esta manera, un trabajador de los planes de empleo o de colaboración social está ocupando puestos de trabajo estructurales por la mitad de precio de lo que cuesta un trabajador de plantilla. Y eso es una aberración.

Eso es una política de desfuncionarización y de precarización del empleo que luego incide en la economía general. La obligación de la administración es cubrir estos puestos de trabajo con ofertas públicas de empleo.

 

¿Está la ciudad condenada a depender de las aportaciones del Estado? ¿No hay posibilidad de favorecer una actividad que sirva de motor para conceder a Ceuta una cierta autonomía económica?

Hubo un tiempo en el que existió lo que se llamó Mesa de la Economía. Era un órgano donde todas las organizaciones representadas trasladaban ideas que perseguían el propósito de fomentar actividad económica. Se trataba de añadirle caballos al motor de la economía.

Lo que no puede uno es llegar a abril de 2016 pensando que la única alternativa que ofrece la ciudad son los planes de empleo y colaboración social. La Ciudad se tiene que mojar, asumir compromisos. Pero hay una inmovilidad, una pasividad, un conformismo que no llego a entender. Parece que hay cierto agotamiento, una falta de respuesta a unos problemas que deberían tener ya una solución.

 

¿Ese motor podrían encarnarlo los sectores comercial y turístico?

Pero es que no hemos avanzado nada. Es más, hemos retrocedido. El transporte marítimo sigue siendo carísimo; el aéreo ha desparecido. Hoy estamos peor que hace cinco años.

En cuanto al transporte marítimo, el mercado de libre competencia establecerá sus horarios y calidades, pero el servicio básico, ése ha de estar garantizado por el Estado con un medio de transporte público, con un número de salidas mínimo y con horarios coordinados con otros transportes. Lo que no puede ser es que para coger el tren de las nueve en Algeciras tengas que tomar el barco de las seis. Es un sinsentido. Así no podemos funcionar.

 

Sus acciones judiciales contra los nombramientos políticos decididos por el Gobierno local le han valido a la UGT los reproches de los populares. ¿Considera que este tipo de denuncias entran dentro de las funciones que ha de asumir un sindicato?

Cuando hemos planteado temas contra la Ciudad por sus nombramientos, por la asunción de atribuciones que entendíamos que vulneraban la legalidad, lo hemos hecho a raíz de denuncias de trabajadores. Veíamos cómo se invadían las competencias de los empleados públicos y cómo se nombraba gente dentro de un espacio que corresponde a la carrera profesional.

Eso nos ha llevado a meternos en lo que posiblemente sean competencias de los grupos de la oposición, que, en este caso, no han hecho su trabajo.

No tenemos ningún complejo con respecto a este tema. Hemos actuado coherentemente. Sobre todo en el afán de que no se produjera una estafa procesal, que era lo que entendíamos que se estaba produciendo con la actitud adoptada por la Ciudad al cambiar los nombres de los cargos cuya designación había sido cuestionada por la Justicia.

 

Usted no ha negado su deseo de dar el salto a la política. ¿Cómo se imagina su futuro en el PSOE?

Me gustaría formar parte de ese grupo con el que contará el secretario general, Manuel Hernández. Me gustaría participar de ese proyecto de partido, un partido abierto donde se trabajen ideas. Eso me seduce.

Yo he tenido el placer de formar parte y presidir la comisión de economía y fiscalidad del Consejo Económico y Social durante mucho tiempo. ¿Eso para que me ha servido? Para ver los problemas reales de la ciudad y analizarlos con un grupo de trabajo integrado por miembros del Consejo más formados que yo y adquirir conciencia de la política que hay que desarrollar.

Creo que he acumulado alguna experiencia que puedo poner al servicio del partido.