Opinión

De regreso

¿Por qué no vuelves a tus antiguas costumbres?, me preguntaron el otro día cuando advirtieron la ausencia de mi habitual columna de opinión. No imaginé nunca que pudiera incurrir en el cansancio y el hastío, cuando estaba curtido en otras situaciones peores que se me han ido presentando. Pero, de golpe y porrazo, ya no me asomaba por mis artículos. Esa bravura y garra que los impregnaba se fueron disipando.

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Pese a la llegada de los grandes aguaceros, las buenas mojadas y las quejas de muchas marías (“uf, qué frío", "qué de agua cae"), pese a la presencia de la borrasca de "Emma" y "Félix ", todavía uno sigue acudiendo a su cita con la playa del Chorrillo, aunque se ponga celosa La Ribera, como a un santuario al que soy fiel, un testigo sobre la arena.

Advierto un estado de total tristeza y angustia compartido por todos los ciudadanos. Quizás a los lugareños les haya traspasado la angustia por el conflicto independentista catalán o por las escenas de jóvenes que tratan acceder a la zona de embarque del puerto o por los atascos en la frontera… Ningún político tiene la varita mágica para decir: "Oigan, señores, que hemos encontrado la fórmula..."

En Ceuta la obra faraónica de la Gran Vía ha levantado ampollas pensando quizá en si verdaderamente hacía falta ese meneo en pleno centro. Los sectores más desfavorecidos se echan las manos a la cabeza y se preguntan si no había otra manera de repartir el pastel.

En las líneas de autobuses siguen los apedreamientos y hasta el uso de espray de pimienta, como si se tratara de una especie de Bronx como en las películas de los ochenta. Quizás se trate una pataleta algo caduca de un grupo de jóvenes que ha decidido maltratar el transporte público que utilizan muchas familias para el desplazamiento diario.

Se ha perdido el sentido común, se ha perdido la idea de que algo funciona o no funciona, se ha impuesto el todo vale, la creencia de que todos tenemos razón y que la ley está para no cumplirla ni respetarla.

Los grandes avances irán llegando: el puente de Miramar Bajo para que nadie cruce la carretera sin una mínima seguridad; se construirá un nuevo polideportivo en el Díaz-Flor; quizá de una vez se pueda terminar la antigua Estación de Ferrocarril y el nuevo paso fronterizo y se avance en ofrecer soluciones a las promociones de Pasaje Fernández y Huerta Téllez.

Ahora escribo menos. Muchas veces he imaginado el titular como "No creo que vuelva" porque ahora me desenvuelvo en tareas informativas a pie de calle tratando de inmortalizar cualquier instante. Pero creo que no abandonaré. El ciudadano de a pie tiene el voto y la última palabra.