Opinión

El derribo de la ilusión y la patada a la inclusión

Ayer recibimos la carta de finalización de contrato de Gonzalo y con ella el finiquito, el cual liquida la ilusión y la inclusión.

Ayer recibimos la carta de finalización de contrato de Gonzalo y con ella el finiquito, el cual liquida la ilusión y la inclusión.

Gonzalo fue contratado hace aproximadamente un año por una gran superficie de la ciudad para prestar sus servicios como empleado, a través del programa Inserta2 mediante la Asociación Síndrome de Down de Ceuta.

El contrato se realizó por un año, el cual finaliza el próximo día 11 de julio. Con la firma de este contrato se abría un escenario nuevo para él, era su primera toma de contacto con el mundo laboral, comenzaba una aventura que de seguro sería muy positiva y daba inicio a una etapa de inclusión e ilusión.

Por fin a sus 26 años conseguía acceder a la vida laboral y se abrían nuevas expectativas en su desarrollo personal, la oportunidad brindada suponía una apertura de un horizonte lleno de posibilidades para fortalecer su crecimiento como ser humano.

Él asumía el reto con gran entusiasmo al mismo tiempo que con cierto temor a lo desconocido, necesitó en sus comienzos la labor encomiable de profesionales que aportaron con su apoyo su adaptación progresiva en el puesto de trabajo. Con el transcurrir del tiempo Gonzalo comenzó a desenvolverse en su nuevo cometido, adquiriendo el compromiso de la responsabilidad y consiguiendo abrirse paso en el difícil mundo de la inclusión.

Con  su bondad y cariño se ganó el respeto de sus compañeros, los cuales siempre mostraron esas señales de afecto tan necesarias para su persona. A día de hoy desempeña su trabajo de manera eficiente, dentro de sus posibilidades y engalana con su presencia las siglas de esta gran superficie. Ha llegado a ser nombrado el mejor empleado del mes y según manifestaciones del personal fue por méritos propios.

A Gonzalo se le ve feliz con su cometido y muy involucrado con sus responsabilidades, y su crecimiento como persona ha mejorado significativamente, se siente útil e integrado dentro de esta sociedad.

Ha demostrado que con paciencia y apoyo se puede conseguir, apoyo y paciencia que ahora debo agradecer en su nombre.

El personal de esta gran superficie puede presumir de la calidad humana que posee, porque todos han conseguido que Gonzalo se sienta uno más, y el cariño con el que lo han tratado es digno de alabanza.

Pero esto se acaba, la finalización del contrato cierra nuevamente ese horizonte que pintaba ilusión, que suponía para él la mejora y calidad en su vida.

Ciertamente era crónica de una muerte anunciada, porque desde el principio se sabía que el contrato se firmaba por un año, pero la ilusión hizo pensar que cabría la posibilidad que podría ser asumido como empleado de por siempre. Tal como el manifestaba desde hace algún tiempo, mostrando su preocupación por que lo hicieran fijo.

En ese contrato se fijaba una jornada laboral de 18 horas semanales, pero para él suponían 18 horas de sentirse persona, realizado, ilusionado, e incluido...

Aquí no entran cuestiones económicas, porque la retribución percibida no merecen su atención, ni es una cantidad que suponga un equilibrio en su economía. A Gonzalo le gusta su trabajo y le encanta acudir cada día a ver a sus compañeros, y compañeras, compartir con ellos esas horas que lo engrandecen, que lo hacen crecer, acudir a merendar o a desayunar con algunos de ellos en su descanso, eso es lo que verdaderamente le importa.

Pero he aquí la pregunta, ¿que impide a una gran superficie garantizar en cierta medida el bien de una persona como Gonzalo?, porque para estas siglas la contratación de él y hacerlo fijo supone una insignificancia económicamente hablando. Pero sin embargo es un gran paso para demostrar que la solidaridad, la inclusión, y la  integración son banderas hondeadas por ellos. Y por supuesto contar con una persona como Gonzalo no tiene precio, no hay mejor campaña de marketing que mostrar al mundo que están involucrados con la sociedad, abriendo puertas para estos seres maravillosos con Síndrome de Down.

Con esta finalización de contrato se pone fin a todos esos logros, a todas esas ilusiones, a esa esperanza que esta criatura tenía, esto supondrá un retroceso que ahora nos tocará lidiar de la mejor forma posible, poniendo todas nuestras mejores armas en conseguir que Gonzalo no se derrumbe.

Sobre todo ahora que había conseguido un mejor manejo de la situación y ya estaba hecho al trabajo, a pesar de esto debo agradecer la oportunidad que le brindaron.

Para finalizar debo y quiero agradecer en nombre de Gonzalo y en el mío propio, a todo el personal de, ahora sí, Carrefour Ceuta, a todas las personas que acuden allí que siempre han mostrado su agrado y comprensión, por supuesto también ese cariño que era y es palpable.

A todos y cada uno de ellos gracias por haber hecho que Gonzalo se sintiera uno más y que durante esas horas consiguiera lo más importante, ser querido y respetado.

Va por ti Gonzalo

SEGUIREMOS LUCHANDO POR UNA INCLUSIÓN PLENA Y EFECTIVA