Una dosis de incertidumbre política vía intramuscular

La vacunación contra el covid del consejero de Sanidad, Javier Guerrero, ha sacudido la tranquilidad del Gobierno de la Ciudad. Ahora queda esperar para conocer qué consecuencias políticas pueden llegar a derivarse de este escándalo.

Una enfermera administra la vacuna al presidente Vivas (CEDIDA)
photo_camera Una enfermera administra al presidente de la Ciudad, Juan Vivas, la vacuna contra la gripe en su despacho (CEDIDA/ARCHIVO)

Unas pocas gotas inoculadas por vía intramuscular pueden estar en el origen de la caída de un gobierno, el hundimiento de una reputación o la invención febril de un sinfín de excusas y justificaciones, a cual más estrafalaria, para ocultar pecados y faltas. Una extraña suerte de avidez por disfrutar en las propias carnes de los avances de la ciencia médica parece haber poseído a un grupo demasiado numeroso de cargos públicos en España durante las últimas semanas.

Acusados de obviar los protocolos que establecen las prioridades en la administración a la población de la vacuna contra el covid-19, alcaldes, concejales, consejeros y otros cargos se han visto enfrentados a la ira y reprensión públicas.

Los casos no han dejado de sucederse. El del consejero de Sanidad de Murcia, Manuel Villegas, ha sido el que más repercusión ha obtenido. Pero a la lista habría que sumar también a los alcaldes de Luesia (Zaragoza), Molina de Segura (Murcia),  El Verger y ElsPoblet (Alicant) o Valle del Fresno (Cáceres), entre otros.

La decisión de vacunar a quienes no figuran en el orden de prioridades marcado por la estrategia de vacunación fijada por las autoridades sanitarias ha tenido como consecuencia un rosario de dimisiones, destituciones, aperturas de expediente y exculpaciones extravagantes.

 

Guerrero y los nueve

El consejero de Sanidad, Javier Guerrero, recibió, junto a otros nueve miembros de su departamento, la vacuna contra el covid. La revelación de que había sido administrada al consejero una de las 2.180 dosis de la vacuna que han llegado a la ciudad ha levantado las airadas críticas de la oposición. Aunque este viernes, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ratificaba en su cargo a Guerrero, el PSOE ya ha anunciado que promoverá la creación de una comisión de investigación en la Asamblea.

¿Cuáles ha sido los argumentos empleados por Guerrero para justificar su vacunación y la de los miembros de su equipo? El consejero insiste en que se trató de una recomendación de los técnicos de su departamento, algo que los trabajadores de la Consejería han confirmado.

Guerrero se remite al documento “Estrategia de vacunación frente a covid-19 en España”, que establece los grupos a los que prioritariamente ha de administrarse la vacuna. El protocolo fija que los primeros en vacunarse han de ser residentes y personal sanitario y sociosanitario que trabaja en residencias de personas
mayores y de atención a grandes dependientes. Inmediatamente después figuran las personas que pueden incluirse en el epígrafe “personal de primera línea en el ámbito sanitario y sociosanitario”, identificadas como grupo 2. Según Guerrero, tanto él como sus colaboradores encajan en este perfil. Esta apreciación resulta, al menos dudosa.

El documento precisa que a este grupo 2 pertenecerían los sanitarios que desempeñaran su labor en unos determinados entornos, que también se detallan. Uno de ellos remite al personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión directa de la pandemia, en función de su riesgo de exposición. La Consejería de Sanidad cree que este escenario describe fielmente la tarea que desempeñan Guerrero y los otros nueve miembros de su personal vacunados.

El margen que puede caber a la hora de interpretar a qué personas en concreto se refieren las definiciones contenidas en el documento de la estrategia nacional de vacunación es el salvavidas al que se acogen en la Consejería de Sanidad ceutí. Además, Guerrero encontraba este jueves un aliado inesperado en el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón. Preguntado por el proceder del consejero ceutí, Simón deslizó unas consideraciones que parecían mostrar cierta actitud comprensiva. "Lo sensato, lógico y, digamos, socialmente solidario es que cada uno se vacune en el momento que le corresponde, pero a veces no es fácil identificar a quién le corresponde: yo no sé las características de cada consejero pues hay que valorar si están expuestos con cierta frecuencia con pacientes y no me corresponde a mí hacer esa valoración”.

 

Excusas y justificaciones

Las justificaciones esgrimidas por los cargos públicos vacunados siguiendo criterios muy discutibles han sido variopintas. La más usada apela a la existencia de un sobrante de vacunas que había de utilizarse para evitar que se desaprovecharan. "Si se iba a tirar una dosis, era una buena decisión ponérmela”, se defendió el alcalde de la localidad cordobesa de El Guijo, Jesús Fernández.

Más creativa fue la alcaldesa de Molina de Segura (Murcia), Esther Clavero, que alegó una recomendación médica que, dado su historial médico, le forzaba a elegir entre vacunarse o coger una baja médica.

También ha resultado muy comentada fuera de Ceuta uno de los argumentos que el consejero eligió para su exculpación: “Yo no quería vacunarme, ni siquiera me gustan las vacunas”.

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