Opinión

El Gobierno de los bandazos

Nada bueno podemos esperar los españoles de la ambición de un dirigente político que ha saciado su ego personal  alcanzando la presidencia del Gobierno a través de una moción de censura negociada con  independentistas, amigos de terroristas, radicales y populistas.

Juan Carlos Trujillo ok

Nada bueno podemos esperar los españoles de la ambición de un dirigente político que ha saciado su ego personal  alcanzando la presidencia del Gobierno a través de una moción de censura negociada con  independentistas, amigos de terroristas, radicales y populistas. Un sillón presidencial hipotecado en manos de dirigentes tan sectarios y anti españoles como Pablo Iglesias, Gabriel Rufián, Aitor Esteban, Carles Campuzano, Joan Baldoví o Marian Beitialarrangoitia. Dirigentes políticos que han demostrado en los últimos años su animadversión hacia el espíritu de la transición española, que nos permitió dejar atrás un régimen dictatorial para alcanzar pacíficamente un régimen democrático.

Por tanto, nadie puede sorprenderse de las exigencias planteadas por estos personajes para facilitar la llegada a la Moncloa de Pedro Sánchez, tras  desbancar del gobierno de España a la formación más apoyada por los españoles, el Partido Popular. Exigencias que han permitido el acercamiento de reclusos terroristas e independentistas a las cárceles vascas y catalanas, la inclusión en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado de las reivindicaciones fiscales planteadas por el populismo del chalet con piscina y video vigilancia, hasta el sometimiento a las medidas segregacionistas puestas en marcha en las comunidades autónomas gobernadas por el radicalismo más sectario. 

La debilidad de Pedro Sánchez tras superar los 100 primeros días en el Gobierno es más que evidente, tan solo debemos prestar atención a sus múltiples rectificaciones en cuestiones tan relevantes para el futuro inmediato de los españoles como las políticas de inmigración, subida de impuestos, la defensa de nuestro Estado de Derecho frente al independentismo o las concesiones segregacionistas a diferentes Gobiernos autonómicos, que han  tensionado las relaciones entre los barones socialistas. Un “Gobierno Frankenstein” ocupado y preocupado en encontrar el equilibrio necesario para conservar el apoyo de todos sus socios de gobierno hasta el final de legislatura.

Aunque si existe una problemática que sí nos afecta especialmente a los ceutíes es la política migratoria ejecutada por un “Gobierno Frankenstein”, que primero acogió a los inmigrantes del “Aquarius”, provocando no solo el cambio en las rutas de la inmigración hacia nuestro territorio, sino un incremento exponencial en la violencia utilizada para asaltar nuestras fronteras, hasta la expulsión sumaria de quienes protagonizaron el último “salto”. Hemos pasado de la crítica feroz, cuando estaban en la oposición, a las medidas disuasorias instaladas en el vallado fronterizo, a la utilización de los medios antidisturbios y de las devoluciones en frontera, al mantenimiento de dichas medidas e incluso la ejecución de expulsiones masivas cuando las responsabilidades de Gobierno así lo han exigido. En definitiva, solo hay un término que define perfectamente al Ejecutivo de Pedro Sánchez, el “Gobierno de los bandazos”.