LA RIGIDEZ DE LOS CONTROLES supone de facto la suspensión de la exención de visado

Las restricciones en la frontera condenan a las empleadas del hogar marroquíes sin contrato

Las restricciones impuestas por las autoridades españolas a la entrada a la ciudad por la frontera han vuelto a generar hoy concentraciones multitudinarias en el lado marroquí. La aplicación de las nuevas medidas tiene a las empleadas de hogar que trabajan en hogares ceutíes a sus principales damnificadas. 

Una mujer accede esta mañana a Ceuta por el paso de El Tarajal I (C.A.)
photo_camera Una mujer accede esta mañana a Ceuta por el paso de El Tarajal I (C.A.)

Los rígidos controles que desde el lunes mantienen las autoridades españolas en la frontera de El Tarajal tienen como víctimas colaterales a las mujeres marroquíes que a diario cruzan a Ceuta para prestar servicio como empleadas domésticas. La Delegación del Gobierno solo permite la entrada en la ciudad a los marroquíes que acrediten estar en posesión del permiso de residencia o del pase que se expide a los trabajadores transfronterizos.

La aplicación de esta medida ha dejado abandonadas al otro lado de la frontera a centenares de mujeres marroquíes que, en su mayoría, trabajan en hogares ceutíes sin haber sido dadas de alta en la Seguridad Social.

La Delegación del Gobierno sostiene que estas medidas obedecen a la necesidad de frenar la entrada de porteadores que, de manera encubierta, entran a Ceuta para, ya por la tarde, concentrarse ante la frontera con el propósito de retornar a Marruecos cargados con productos textiles. Estas prácticas están en el origen de las avalanchas que se registran ante la frontera, protagonizadas por los porteadores que tratan de burlar la prohibición de trasegar con mercancías a través de Tarajal I.

La situación ha generado el estupor de las marroquíes que encuentran en el trabajo al servicio de las familias ceutíes su sustento económico. Un elevado porcentaje de las empleadas del hogar procedentes del país vecino trabaja sin contrato. Así, de continuar las restricciones en el acceso a la frontera, la inmensa mayoría de estas trabajadoras no podrán sostener sus empleos.

Algunas de estas mujeres, como solución de urgencia, han resuelto pernoctar en Ceuta en casas de amigas y conocidas para atender sus responsabilidades laborales. Una solución temporal que no podrán mantener si persisten las limitaciones a la entrada por la frontera establecidas por la Delegación del Gobierno.

Rabea es una de las empleadas de hogar sin contrato que a diario cruza la frontera para trabajar en un domicilio del centro de Ceuta. Aunque en situación irregular, esta mujer marroquí, que frisa los 50 años, se considera afortunada porque su salario alcanza los 350 euros por cinco horas de trabajo cinco días a la semana. “Hoy me quedaré a dormir en Ceuta; espero que las cosas vuelvan a ser como eran”, comenta esperanzada.

Parada autobús fronteraUn grupo de personas aguarda la llegada del autobús en la parada situada junto a la frontera (C.A.)

Desprotegidas

La situación de estas mujeres constituye motivo de inquietud para los representantes sindicales, quienes son conscientes de que, en este caso, el acuerdo entre empleadas y empleadores es posible debido a los distintos niveles de vida que rigen a uno y otro lado de la frontera. Con todo, los sindicatos no renuncian a que la regularización alcance al conjunto de este grupo de trabajadoras.

Según los datos que maneja CCOO, el 80% de las empleadas del hogar marroquíes no cuenta con contrato, a pesar de que en 2015, con la entrada en vigor del nuevo régimen que regula esta actividad laboral en España, se registró un repunte de las contrataciones en Ceuta. “Ahora, al fin y al cabo, todo depende la de voluntad del empleador –explica el secretario de Formación y Empleo de CCOO, Alejandro Parodi- Pero lo que buscamos es dotar a estas mujeres de un protección legal que evite los abusos que puedan estar produciéndose.

 

Exención de visado

Las limitaciones a la entrada de los marroquíes a Ceuta suponen, de facto, la suspensión de la exención de visado para entrar en la ciudad de la que disfrutan los residentes en la provincia de Tetuán. En 1993, el Protocolo de Adhesión de España al Acuerdo de Schengen añadió una declaración relativa a las ciudades de Ceuta y Melilla que mantenía el régimen de exención de visado para el pequeño tráfico fronterizo entre los dos enclaves españoles y las provincias de Tetuán y Nador. Las oportunidades que ofrecía para las capas marroquíes más humildes la economía irregular que se forjaba en Ceuta motivaron en poco tiempo un espectacular crecimiento demográfico de la región vecina.

Ya en 2016, el anterior delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, sugirió la eliminación de esta excepción, no sin levantar las suspicacias de Marruecos. La propuesta quedó en nada.

 

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