el patrimonio inmaterial musulmán, más cercano

Más tradiciones nos unen que costumbres nos separan

El Centro Cultural Al Idrissi ha editado un libro sobre el patrimonio inmaterial de la comunidad musulmana: fiestas, costumbres y tradiciones. En sus 120 páginas, además de encontrar un diccionario de los términos utilizados en la publicación, se descubren detalles de esta religión desconocidos para una gran parte de los ceutíes, incluso para muchos musulmanes, y comunes al resto de religiones de la ciudad.

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photo_camera Rezo colectivo de la comunidad musulmana/ C.A.

Buceando entre sus páginas nos encontramos con la ubicación del segundo cementerio musulmán de la ciudad. Está en la Cabililla de Benzú, entre el paso fronterizo y el pueblo marroquí Belionesh. Para acceder a este campo santo, utilizado por los vecinos de esta barriada, hay que cruzar un control de la Guardia Civil ya que el paso está cerrado desde 2003. Cuando fallece un vecino de Benzú, la primera llamada que se realiza es al Mohaiot, el voluntario encargado del cementerio, quie4n se encarga de avisar a la Benemérita. Delegación de Gobierno autoriza el paso el día del entierro, tres días después para que las mujeres puedan visitar la tumba y los jueves por la tarde y viernes por la mañana, días en que los musulmanes visitan a sus difuntos.

 

Religión y simbolismo

La religión musulmana, como todas, está cargada de un gran simbolismo y en el caso de la muerte está toma una gran importancia. Así cuando alguien fallece, inmediatamente hay que cerrarle la boca, pasarle la mano de arriba a abajo sobre la cara para cerrarle los ojos y cubrir el cadáver. El ritual de lavado sigue un estricto orden. Se comienza por el cabello, la cara, la parte superior, primero la derecha y después la izquierda, para terminar con la parte inferior en el mismo orden. En el caso de las mujeres se les hace tres trenzas. Después el difunto es envuelto con un sudario, de 15 metros para ellas y 12 para ellos aunque en Ceuta se añade un pantalón de algodón, un velo para cubrir la cabeza y un jimar para cubrirle parte de la cara a las mujeres y a los hombres, un pantalón y una candora de algodón.

Los musulmanes son enterrados directamente sobre la tierra aunque se depositan rasillones o losas para evitar que la tierra caiga sobre la cara, en señal de respeto al difunto. Es habitual que a los cementerios solo acudan hombres. Las mujeres lo hacen tres días después, cuando rocían la tumba con agua y azahar. Las lápidas no se construyen hasta que no se asienta la tierra unos meses después.

Al igual que en la religión hindú, el blanco es el color del luto. Este no debe superar los tres días aunque en el caso de la viuda debe ser de cuatro meses y diez días, además debe vestir discretamente, con los pies tapados y estar en casa antes de la puesta de sol.

En el libro una vecina de Miramar Alto de 52 años cuenta que “llorar está permitido pero no durante el entierro, o al menos no se debe hacer de forma exagerada, ni en voz alta, no con desconsuelo. Se cree que si se llora en voz alta y desconsoladamente, la persona fallecida sufre en el más allá”.

En el lado opuesto, los nacimientos también están cargados de simbolismo. Cuentan que a los recién nacidos se les da jugo de dátil ya que es el primer sabor que deben probar. En la bañera donde se les hace el lavado del bautizo se echan unas hojas de yerbabuena para que el bebé tenga una vida floreciente. En la bandeja que se pone durante el rito suele haber una pulsera de plata, una taza de henna y un huevo duro. “La henna y la pulsera son para ahuyentar los malos augurios y el mal de ojo y el huevo para que el bebé crezca sano”. Es tradición que el bautizo se celebre a los siete días del nacimiento, durante esa semana la nueva familia recibe la visita de familiares y amigos.

2En cuanto a las bodas, los novios tienen su propia despedida de solteros. Ellas se reúnen con amigas para decorarse las manos y los pies con henna, símbolo de protección, mientras cubre su cabeza con un pañuelo blanco, simbolizando la belleza y pureza. Ellos se visten con una chilaba blanca y se le aplica henna sin filigranas en las manos. También se les cubre la cabeza.

 

Tradiciones comunes a otras religiones

En las páginas del libro se descubren además costumbres comunes con otras religiones, como es el caso de entregar un alfiler a las solteras el día de la boda y como dice la tradición si este se cae, habrá otra boda.

TRAJES DE NOVIOSEn los días de casamiento es habitual escuchar como tocan los claxon de los coches. Es una nueva tradición heredada del traslado de la novia en el buya, una caja de madera decorada con telas mientras los invitados entonaban cánticos. Hoy, el buya se ha sustituido por un coche de alta gama y los cánticos, por el ruido de las bocinas.

Continuando con las similitudes entre religiones, y tal y como ha explicado una de las autoras del libro, Mariam Mohamed, "hay más aspectos que nos unen que los que nos separan del resto de religiones de la ciudad". Un ejemplo es la festividad del Sacrificio encuentra similitudes en el Corán y la Biblia, donde se muestra la voluntad de Abraham de sacrificar a su hijo como un acto de obediencia y lealtad a Dios. Para los musulmanes, el hijo de Abraham que iba a ser sacrificado era el mayor, Ismael, y para los judeocristianos, el pequeño, Jacob.

1Otra tradición compartida entre musulmanes, judíos y cristianos es la circuncisión, que aparece por primera vez en los textos sagrados del Tanaj de los judíos y en el Antiguo Testamento de los cristianos donde se relata cómo Abraham fue el primer hombre circuncidado. Sin embargo, no se encuentra justificación religiosa tan clara en el Corán. La circuncisión masculina es una tradición que realizan prácticamente la totalidad de los musulmanes de Ceuta. Antes se hacía en casa, ahora en clínicas privadas. Después se organiza una fiesta y la última moda es realizar un reportaje fotográfico del niño.

 

Tarjeta estadística

En el libro también se dan unos apuntes históricos y demográficos para situar la evolución de la población musulmana en la ciudad. Así se cuenta que el Gobierno crea la “comunidad musulmana de Ceuta” en 1937. Una asociación que se disuelve tras el fin del protectorado. A finales de los 30 se nombra como gestor a Hamu Ben Amar Yamina, primer concejal musulmán que ejercerá como representante de este colectivo. Desde entonces, cuenta el libro, la población musulmana de Ceuta se ha ido incrementado. “No obstante, muchos de los musulmanes residentes en Ceuta carecían de nacionalidad española tras la finalización del protectorado, por lo que para poder crear un censo donde estuvieran recogidos, se les otorgó una tarjeta estadística, que era un sistema de identificación que se aplicaba a la mayoría de la población musulmana antes de obtener la nacionalidad, aun habiendo nacido en Ceuta”.

Por esta circunstancia varias generaciones de ceutíes musulmanes se encontraban en situación de apátridas. Con la tarjeta no podían viajar fuera de Ceuta. Para viajar a la península, se les concedía un salvoconducto por tiempo limitado. Esta situación se terminó con la Ley de Extranjería de 1985. A esta regularización también se sumaron muchos marroquíes residentes. Durante el proceso, los registros de nombres y apellidos se realizaron utilizando como apellidos los nombres de pila del padre y del abuelo de la persona a la que se registraba, de ahí que muchos apellidos de los ceutíes autóctonos son nombres masculinos como Mohamed, Mustafa o Ahmed, algo que permite saber si son autóctono o inmigrados.