Casi el 15% de los terroristas condenados o muertos en España entre 2012 y 2017 eran mujeres, varias de ellas ceutíes

Mujeres en la red yihadista

Lubna Miludi, Chimaa Borhress, Asia Ahmed y Rhimou B. son nombres de mujeres ceutíes vinculadas al terrorismo yihadista, bien desplazadas a Siria en compañía de sus maridos combatientes, bien integradas en células terroristas. 

Agentes de la Policía Nacional, durante una operación terrorista desarrollada en Ceuta (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Agentes de la Policía Nacional, durante una operación terrorista desarrollada en Ceuta (C.A./ARCHIVO)

Lubna Miludi, Chimaa Borkhress, Asia Ahmed  y Rhimou B. son los nombres de mujeres ceutíes que, a lo largo de los últimos años, han aparecido vinculados a actividades de organizaciones terroristas de inspiración yihadista. Abandonadas a su suerte en territorio sirio o integradas en células dedicadas a la captación de prosélitos para Estado Islámico, estas cuatro ceutíes no son sino un ejemplo del interés del movimiento terrorista internacional de sumar a sus filas a la mujer.

Según explican los investigadores del Real Instituto Elcano Fernando Reinares, Carola García-Calvo y Álvaro Vicente en su libro “Yihadismo y yihadistas en España: Quince años después del 11-M”, el modo más fundamentalista de concebir el islam atribuye al hombre la obligación religiosa de hacer la yihad, lo que no significa la relegación absoluta de la mujer. “Hay supuestos en que ni una ni otra organización (Estado Islámico y Al Qaeda) prohíben a las mujeres participar en actos de violencia y terrorismo, pero expresamente prefieren que sus integrantes de sexo femenino se centren en apoyar, como esposas, a los militantes de sexo masculino”, explican los investigadores.

En tal condición, la de fiel servidora de su esposo, viajó a Siria Asia Ahmed. La ceutí era la pareja de Mohamed Hamaduch, el sanguinario terrorista conocido como “Kokito de Castillejos”. En 2014 se desplazó a las zonas de combate  siguiendo los pasos de su marido, quien, en atención a su fidelidad, no tuvo otra ocurrencia que regalarle como dote un cinturón de explosivos.

Dos años más tarde, y tras la muerte de “Kokito” la joven era detenida en Turquia cuando trataba de regresar a España junto a sus tres hijos.  

Más recientemente, las autoridades identificaban en el campo de refugiados sirio de Al Hol a Lubna Miludi, la mujer hispano-marroquí residente en Ceuta que en 2014 abandonó su trabajo como profesora para viajar a Siria junto a su marido. Miludi se encontraba en compañía de otras dos mujeres madrileñas, esposas también de combatientes yihadistas.

Esta española de 40 años, nacida en Rabat y madre de tres hijos, fue captada por su esposo, que la convenció para trasladarse junto a él a Siria. El hombre de nombre Navid Sanati, murió, aunque la propia Miludi reconoce que jamás llegó a ver su cadáver.

La ceutí de adopción y sus compañeras madrileñas imploraban hace apenas una semana que se les ayudase a retornar a España.

Los datos revelan que de los terroristas muertos o condenados en España entre 2012 y 2017 el 14,7% eran mujeres.

 

Radicalización

Según los expertos, la principal influencia para la radicalización de la mujer, ya sea de manera personal o a través de internet, la ejercen combatientes que ya se encuentran en zona de conflicto o personas del círculo íntimo y familiar. Según la profesora García Calvo, seis de cada diez mujeres fueron movidas a enrolarse en las filas de la yihad por causas existenciales o identitarias, quince de cada cien lo hicieron por cuestiones ideológicas o utilitarias y un cuarto de ellas por consideraciones emocionales y afectivas.

Chimaa Borkhress estaba vinculada a una de estas redes dedicadas a captar prosélitas, fundamentalmente mujeres adolescentes, para su envío a Siria como esclavas sexuales de los combatientes de Daesh. Borkhress fue detenida en la barriada El Príncipe a primera hora de la mañana del 16 de diciembre de 2014 en el marco de la denominada “Operación Kibera”, una investigación que permitió desarticular la primera red europea de envío de mujeres a territorio sirio. La Audiencia Nacional la condenó a cuatro años de prisión

Fauzia Al-Lal Mohamed, una de las mujeres condenadas junto a ella, fue detenida previamente en Melilla cuando intentaba pasar en Marruecos acompañada de la pequeña Aicha, también ceutí y de apenas 14 años. Su intención era la de iniciar el viaje que llevaría a la menor hasta Siria. Las dos fueron de las primeras mujeres arrestadas en España por su disposición a unirse al Estado Islámico. La niña aceptó en 2015 cumplir una medida de dos años de internamiento en régimen cerrado por terrorismo.

Borkhress y Al Lal  obedecían a Yawad Mohamed, considerado cabecilla del grupo. "El hombre está un grado por encima de la mujer, y así lo ha querido Alá", proclamaba Mohamed. La célula se distribuía entre Ceuta, Melilla y Barcelona, teniendo como rasgo común su proceso de radicalización a través de las redes sociales, y su actividad de captación.

También entusiasmada con la idea de unirse a la yihad se mostraba Rhimou B. Detenida en noviembre de 2016, la joven, de poco más de 20 años, fue condenada a cinco años, tras revisión del Supremo de la pena impuesta por la Audiencia Nacional, por adoctrinamiento y captación para organización terrorista

La sentencia subrayaba que la joven pretendía viajar a Siria por segunda vez -la primera fue detenida en Turquía- para "unirse a los que practican la yihad global, en la que, ya integrada, solo restaba incorporarse físicamente".