Opinión

La navidad. Apuntes e historia

En este artículo quiero hacer un homenaje a nuestra Navidad y porqué no, una consideración a nuestras creencias cristianas que tan golpeadas está siendo últimamente por esa nueva hornada de arribistas a la política, que si bien no censuro su llegada, sí sus formas (todo lo que huela a creencias cristianas está mal visto y queriéndonos hacer ver que todo lo que se hace o se ha hecho, está mal). Un apartado por las connotaciones históricas que han conllevado hasta nuestros días esta celebración y sus peculiaridades.

sebas

En este artículo quiero hacer un homenaje a nuestra Navidad y porqué no, una consideración a nuestras creencias cristianas que tan golpeadas está siendo últimamente por esa nueva hornada de arribistas a la política, que si bien no censuro su llegada, sí sus formas (todo lo que huela a creencias cristianas está mal visto y queriéndonos hacer ver que todo lo que se hace o se ha hecho, está mal). Un apartado por las connotaciones históricas que han conllevado hasta nuestros días esta celebración y sus peculiaridades.

Ya está a la vuelta de la esquina la Navidad, que se suele definir como la conmemoración cristiana del nacimiento de Jesucristo, la fiesta profana para preparar el principio de un año nuevo. Estas celebraciones convierten a estas fechas en jornadas de intensa vida social, como una muestra de ellas lo podemos ver en las ya clásicas celebraciones de comidas de empresas entre otras.

Hablamos inicialmente sobre las felicitaciones. De origen romano, al llegar estas fiestas felicitaban a familias y amigos intercambiándose, ramas de olivo, dulces de miel, e incluso monedas de oro. Eran fiestas del dios Jano, dedicadas al culto de la amistad. Con el paso de los siglos, estas celebraciones se cristianizaron y el intercambio de pruebas de amistad se convirtió en reparto de regalos y llegaron las tarjetas de felicitación.

Las primeras tarjetas de Navidad, datan del siglo XV, coincidieron con la aparición de la imprenta. A principios del siglo XIX (1843), Sr. Herry Cole hizo imprimir unos cientos de miles; Cole era un londinense muy emprendedor que popularizó una costumbre que se ha convertido prácticamente en ley. El Conde imprimió en todas las postales “Merry Chrisstmas and Happy New Year”.

Tienen parte positiva: estas tarjetas sirven de cordón umbilical con antiguas amistades con las que, a veces, no existe o no existía más que este tipo de contacto, y que actualmente la costumbre ha descendido y una enormidad y como claro culpable las NNTT. La parte negativa es que a veces tienes que devolver tal presente y normalmente sueles llegar tarde para tal devolución y  agradecimiento.

El Árbol de Navidad. Hace muchos, muchos años, el abeto se adornaba con regalos y golosinas. Es una tradición originaria de los países nórdicos. Hace la friolera de casi dos mil años, las tribus romanas celebraban el 24 de diciembre alrededor del abeto, el solsticio de invierno, iluminando el árbol, se cumplía un rito ancestral que anuncia el fin de los días cortos y las noches largas. La primera constancia de esta costumbre aparece en Alsacia, en el siglo XIV.

En el siglo XVIII, la esposa de Jorge III lleva a Londres el primer árbol de Navidad. Desde entonces, Oslo envía puntualmente a sus vecinos un abeto gigante que es colocado en Trafalgar Square. Durante el reinado de la Reina Victoria, siglo XIX, esta costumbre se popularizó, pasando rápidamente a los EE. UU.

El Belén. Esta iniciativa vino de la mano de San Francisco de Asís. Este Santo conmemoró el nacimiento de Jesús instalando en una colina cercana al pueblo italiano de Greccio un pesebre con figuritas, y poco a poco esta idea se popularizó.

Los napolitanos, famosos por su artesanía en tallas dieron un gran impulso a esta costumbre, primero en palacios y monasterios y más tarde en las casas burguesas.

Papa Nöel. Ya existía en tiempos remotos también en los países nórdicos, en la imaginación de todos de este personaje cariñoso y mágico, el dios Odin y pequeños seres que repartían regalos a los niños.

La imagen de Santa Kalus, San Nicolás o Papa Noel se introdujo en Inglaterra en el siglo XIX. Según la tradición San Nicolás se convirtió en el patrón de los más pequeños cuando un 6 de diciembre liberó a tres niños de la esclavitud, regalándoles una barra de oro con las que pagar su libertad.

Actualmente aunque San Klaus viene por Nochebuena, muchos países no han querido renunciar a la celebración del 6 de diciembre. Nosotros celebramos el día de la Constitución, que para casi todos los españoles si fue un regalo y para otros pocos, para variar, no lo fue tanto.

Los Reyes Magos. Según el evangelista San Mateos, nada más nacer Jesús llegaron uno magos de Oriente a Jerusalén, preguntado dónde había nacido el Rey de los Judíos. En aquellos tiempos, se llamaba magos a quienes interpretaban las estrellas.

San Mateo no da cuenta del número de estos magos, ni tampoco los cita como tales; fue León Magno con su autoridad, quien determinó que eran tres. La realeza de los magos, sus nombres y su significado simbólico fue difundida dentro del cristianismo en occidente por Petro Correstrone (1170/1172).

El color rojo. La costumbre de entrar el año con una prenda de color rojo para asegurar la buena suerte, tiene una historia muy reciente. El color rojo tiene tras de sí una larga estela de usos y significado: El rojo o púrpura era un color usado por los privilegiados, dado que era un color difícil de extraer (secreción de un molusco en el Mar Rojo) y por tanto caro. Los generales romanos, los Reyes Ingleses se enrojecían el rostro cuando comparecían en público para dar muestras de salud y parecer más prósperos, y también existía en la antigüedad una relación del color rojo con el año nuevo color,  vinculado a las celebraciones y a los dioses y, la felicidad de los siguientes 365 días.

El rojo es también símbolo de salud y fertilidad.

Esperando volver en unos días (también el 2017 está a la vuelta de la esquina), a estar con todos vosotros con esta sección semanal, no me queda otra que tener que desearos lo mejor para estas fiestas y para el venidero año.