Opinión

Octopussy

“Sí, señorita, Octopussy es muy bonita”. Una de las frases más famosas de nuestro entorno familiar ha cumplido 33 años. Traigo aquí esos recuerdos relacionados con el vídeo VHS. Al contado o a plazos, las grandes casas comerciales llevaban el delirio y la emoción a cientos de hogares caballas. El VHS compartía escenario con el Betamax y el Sistema 2000.

“Sí, señorita, Octopussy es muy bonita”. Una de las frases más famosas de nuestro entorno familiar ha cumplido 33 años. Traigo aquí esos recuerdos relacionados con el vídeo VHS. Al contado o a plazos, las grandes casas comerciales llevaban el delirio y la emoción a cientos de hogares caballas. El VHS compartía escenario con el Betamax y el Sistema 2000.

Mi padre era un adelantado para estas cosas. Cada Navidad nos sorprendía con un regalo espectacular. Para eso era bárbaro y espléndido. Sabía acertar. En la Navidad de 1982, sin necesidad de esperar a Reyes, ya teníamos instalado el vídeo en casa. A fuerza de verlas, regastamos las películas de Bruce Lee y James Bond. Nos sabíamos la coreografía de Operación Dragón y Furia Oriental. Hacíamos demostraciones de artes marciales en la calle, ante el pasmo de los niñatos que se quedaban flipados pensando de dónde habríamos sacado esos trucos de lucha.

Nuestro primo José Javier, el “catalino”, era un compañero estupendo cuando se trataba de sentarse en el sofá para ver una película. Sus exclamaciones y sonidos incorporaban a la película el “home cinema” que, desde luego, no existía en aquellos tiempos. Si te sabías la película de memoria, disfrutabas enormemente esperando el punto álgido para ver la cara que ponía el “catalino”.

Al día siguiente, llegaba lo bueno en el colegio. Él y mi hermano Carlos se juntaban en clase. Los dos se reunían para contar la película que habían visto el fin de semana. La señorita Montserrat no tenía más remedio que aguantar al Alfonso Sánchez de turno.

Estaban, además, las polémicas en torno a si era mejor el VHS o el Betamax. José Javier apenas sabía pronunciar correctamente Betamax y, al oírle, mi hermano gateaba por los suelos, retorciéndose entre carcajadas y con las babas caídas.  

“El Retorno del Jedi” proporcionó un ataque de originalidad a aquellos tiempos de video-clubes. Pero jamás hubo una frase tan conseguida como la que inventó mi primo José Javier, quizá el mejor primo de la historia. Él siempre iba a las bravas y, recordando la película de James Bond rodada por Roger Moore en la India, replicaba: “Sí, señorita, Octopussy es muy bonita”.

La frase ha circulado entre primos, novias y hermanos. Los hijos y los nietos cogerán el testigo y, de algún modo, preservarán aquellos tiempos de ilusiones y novedades tecnológicas, vídeos y cambio diario de películas en el video-club.

Otro día, si puedo, contaré también el aniversario de “Misty Beethoven”, estrella porno, y el “parabarabá” que nos cautivó a todos con la amplitud del chándal y las entrepiernas con el mástil de la bandera. Después dejábamos la cinta de video tal y como la habíamos cogido. ¡Ay, qué tiempos! Y no había Internet.