Pedro Sánchez ha prometido a las once de esta mañana el cargo del presidente del Gobierno en el transcurso de un acto celebrado en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela. Sánchez ha prescindido de la Biblia y el crucifijo que ha presidido esta ceremonia desde que Adolfo Suárez jurara su cargo como primer presidente de la democracia.
El secretario general del PSOE se convierte así en el séptimo presidente de la democracia española.
Aunque se había especulado con la ausencia del expresidente Mariano Rajoy, el dirigente popular ha asistido finalmente al acto.
Las perspectivas que ahora se abren resultan inciertas tanto para el nuevo Gobierno como para el Partido Popular. Los socialistas ya han anunciado a través de su portavoz en el Congreso de los Diputados, Margarita Robles, que el futuro ejecutivo español no incluirá ministros procedentes de las filas de Podemos.
La tarea de Sánchez, quien ha avanzado su intención de liderar un “periodo de estabilidad” antes de convocar nuevas elecciones, será ahora la de alcanzar acuerdos con otros grupos políticos para sacar adelantes sus políticas, avaladas de salida por el único apoyo de los 84 diputados socialistas en el Congreso.
Mientras, el PP se enfrenta al dilema de mantener a Mariano Rajoy como el líder que afronte el reto de recuperar el Gobierno o abrir paso a un nuevo tiempo sin el expresidente y con la encomienda de desprenderse de todo aquello que le identifique con los numerosos casos de corrupción que asedian al partido.
