Opinión

Principio de incertidumbre

Las cosas que no pueden cambiarse tienden a quedarse con nosotros para siempre. Esa frase, que  leí hace tiempo de un sabio, me hace pensar que, extrapolando a la mentira y a la política ese principio físico al que llaman de incertidumbre

Las cosas que no pueden cambiarse tienden a quedarse con nosotros para siempre. Esa frase, que  leí hace tiempo de un sabio, me hace pensar que, extrapolando a la mentira y a la política ese principio físico al que llaman de incertidumbre (que dice que no se puede determinar el tiempo y el momento a la vez), nos damos cuenta que tiene su relevancia en tanto en cuanto que la mentira y la política suelen caminar juntas, son compañeras de viaje y no se estorban. Hay que mentir bien y conseguir que haya siempre un punto de verdad que esconda la mentira. Se miente y se habla sin mesura. A pesar de las hemerotecas y de las evidencias. La política es como el periodismo. Lo que se dice hoy se puede corregir en la edición de mañana. Y si la mentira o falsedad no se puede disimular, se publica una fe de erratas y aquí no ha pasado nada.

Nada va a cambiar, porque mejor dejar estar lo que no se puede cambiar. La política en Ceuta es la muestra de la definición de tal principio. La mentira crea distanciamiento, desconfianza justo como quieren aquellos que están viviendo de ella. El político miente como podemos mentir todos. Lo que ocurre es que la mentira política tiene efectos más devastadores porque se miente a toda una sociedad. Un mentiroso en política hace un daño gravísimo, porque hace de su mentira partícipe a terceras personas sin medir consecuencias. Él salvará el culo a toda costa, pero en realidad salvar el culo no tiene por qué salvar su conciencia. Cuando un político niega la evidencia pierde credibilidad. El problema es cuando todos los que lo siguen amparan la mentira como la mejor acción para el bien de todos, entonces se convierten en cómplices indirectos de la manipulación mas torticera. Hay que poner límite a la mentira política, sobre todo cuando el coste a pagar es tan alto que nos conformamos con ella.Demás está decir que el que miente se ve forzado a seguir mintiendo para no ser descubierto, y de esta manera caerá en un bucle sin fin del cual no se puede salir, al menos sin consecuencias.

La democracia debería por sí sola frenar la mentira en política. Desgraciadamente no es así. Existe una mala percepción ciudadana de la democracia por culpa de los propios políticos, que la utilizan para sus experimentos electorales. La tragedia de la playa del Tarajal, hace un año, algo muy duro e inhumano, es claro ejemplo para ilustrar el principio físico de incertidumbre en la política, la mentira y la convicción no van de la mano.

Lincoln dijo: “Es posible engañar a unos pocos todo el tiempo. Es posible engañar a todos un tiempo. Pero no es posible engañar a todos todo el tiempo”.

Solo nos queda esperar. Algún día habrá políticos capaces de asumir sus responsabilidades antes de usar la falsedad y el insulto para salvaguardar sus privilegios, hasta entonces seguiremos aguardando.