La historia se repite. "Ahora me dicen que me voy a casa, ahora no estoy en la lista definitiva". Es uno de los tantos testimonios que escuchamos de los atrapados. Son las escenas que se producen delante de una de las verjas del Polígono del Tarajal controlada por los agentes policiales.
Entre veinte y treinta mujeres se han quedado sin alcanzar la puerta que les hubiera conducido hacia la frontera y en definitiva hasta sus casas tras seis meses de larga espera. 
Las repatriaciones, esta es la cuarta tanda desde mayo, son un fenómeno de dudas, alegrías, llantos y todo tipo de sensaciones. Nunca aparecen todos los que figuran en una lista y sí muchos otros que no lo están. Con suerte te incorporas a ella. Esa es la esperanza de algunos quienes con todo el equipaje se han presentado en el lugar de encuentro, donde comprueban si su nombre está en el papel o no. Esa lista que hace definitiva Marruecos después de diferentes contactos con la Delegación del Gobierno de Ceuta.
Si es verdad o no lo que muchos atrapados nos dicen, es difícil de constatar. Lo que sí es cierto es que llevan mucho tiempo esperando que su país les abra las puertas, porque tienen trabajo, familia y necesitan de su entorno.
Es lógico encontrarse a personas desesperadas, otras hablándonos entre sollozos e incluso entregándonos su pasaporte cuando nosotros somos únicamente informadores. No controlamos, sólo contamos, eso les decimos.
Los afortunados de esta cuarta repatriación, afortunadamente matinal, se han marchado sobre las nueve y media hacia la frontera. A estas horas se encuentran felizmente con su gente aunque sean malos tiempos por la pandemia.
