los conservadores y la extrema derecha, ante el reto de las elecciones municipales

Retrato ceutí de la derecha con bandera al fondo: una aproximación

PP, Ciudadanos y Vox se disputan un electorado de derechas que permanece a la expectativa. Ceuta se presenta como un campo de experimentación para las formaciones conservadoras y la extrema derecha. 

Concentración por la unidad de España celebrada ante el Ayuntamiento en octubre de 2017 (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Concentración por la unidad de España celebrada ante el Ayuntamiento en octubre de 2017 (C.A./ARCHIVO)

La lucha fratricida abierta en la derecha española por ocupar el espacio electoral que hace apenas unos años era patrimonio exclusivo del Partido Popular está abierta. Andalucía ha sido el primer escenario de una carrera que ha obligado a los conservadores a pactar, no sin reticencias en algún caso, con la renacida extrema derecha.

Las próximas elecciones municipales hacen prever una nueva confrontación que en Ceuta, y a juzgar por el contenido del ideario del Vox de Santiago Abascal, ofrece a la ultraderecha un campo de experimentación que se diría creado para sus soflamas y obsesiones.

 

España

La insularidad de Ceuta, la vasta presencia militar sobre su término municipal y una épica de la resistencia frente al enemigo exterior cultivada durante generaciones son factores que han servido para aquilatar una muy particular concepción local del patriotismo. Un campo que los ultras creen abonado para el florecimiento de sus mensajes. Durante sus dos visitas a la ciudad, el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, ha tejido sus discursos públicos con recurrentes referencias a la Guardia Civil, la Legión o Millán Astray y con la reedición de una idea que muchos creían afortunadamente sepultada por la Historia: la de “salvar a España”. “Tenemos una responsabilidad histórica: salvar a España de quienes han decidido su destrucción”, proclamaba en septiembre pasado en un arrebato mesiánico.

La ultraderecha maneja un vasto ramillete de tópicos esencialistas que alimentan un programa de cuyo anacronismo pretende hacer, precisamente, uno de sus atractivos: un plan integral para dar a conocer “las gestas y hazañas de nuestros héroes nacionales” o la vuelta a la España centralizada son algunas de sus propuestas.

 

Musulmanes

Esa españolidad de la que hace gala la extrema derecha se define por oposición a aquello que juzgan extraño y ajeno a su concepción de ciudadano. Una de los principales obstáculos que encuentra Vox para hacer aceptable su discurso en Ceuta es su rechazo manifiesto al islam, confesión que en la ciudad profesa al menos la mitad de la población. Sin ir más lejos, su página web incluye bajo el epígrafe “Hablemos de islam” numerosas noticias que dan cuenta de atentados terroristas cometidos por fundamentalistas. El partido propone, por ejemplo, excluir de la escuela pública la enseñanza del islam –no así la de la religión católica- e ilegalizar lugares de culto financiados por otros países.

Caballas ha advertido de la “libanización” que el discurso de Vox puede provocar en la sociedad ceutí. En privado, dirigentes del PP se confiesan incómodos ante un hipotético escenario de pactos con la extrema derecha si ello comporta aceptar medidas que puedan ser interpretadas como un ataque por los musulmanes caballas. 

 

Fenómeno migratorio

Pero si Vox tiene una propuesta estrella ésa es la de la construcción de “un muro infranqueable” en las fronteras de Ceuta y Melilla. Ni tan siquiera el PP, a pesar de su evidente escoramiento hacia la derecha, acepta un proyecto inspirado en la megalomanía “trumpiana”. "Nosotros no compartimos la idea del muro porque significa incomunicación y nosotros no queremos eso sino seguridad”, aseguraba recientemente el presidente de la Ciudad, Juan Vivas.

La fijación del partido de Abascal con los migrantes es notoria y queda consignada en los documentos programáticos del partido. Vox quiere que la nacionalidad de los delincuentes figure en las estadísticas oficiales de delitos, propone privar a los migrantes del acceso a la sanidad pública y deportar a  los extranjeros irregulares a sus países, sin mayores matices.

 

Violencia machista

La cruzada de la extrema derecha contra las medidas de protección de las mujeres víctimas de violencia machista también ha encontrado respuesta en Ceuta desde partidos políticos como PSOE y Caballas y organizaciones feministas. La lectura en la biblioteca “Adolfo Suárez” de un manifiesto nacional suscrito por organizaciones defensoras de los derechos de las víctimas dio lugar a la respuesta de los dirigentes locales de Vox. Entre otros argumentos, la gestora del partido sostenía que hoy día en España los hombres acababan en la cárcel por el mero hecho de serlo.

 

Sobre PP y Ciudadanos

El PP de Pablo Casado ha seguido en estas últimas semanas una política espejo que refleja la silueta ideológica de la extrema derecha. El presidente de los populares estrenó el nuevo confuso discurso de su partido en torno a la violencia machista durante su visita a la ciudad el pasado día 3. “En un país democrático como el nuestro no se puede hablar de violencia, de si se ejerce contra un determinado género o edad, si es contra mujeres, ancianos o niños, lo que tenemos que hacer es erradicar cualquier tipo de asesinato”, defendió el aspirante a presidente del Gobierno.

Más recientemente, los populares en el Congreso han anunciado que impulsarán una proposición no de ley para endurecer el acceso a la nacionalidad española de los nacidos en Ceuta y Melilla de padres extranjeros, una medida que parecería hurtada del programa de un partido situado más a la derecha que el de Casado.

El tercero en litigio ha preferido mantener una presencia pública más discreta. Ciudadanos Ceuta, pendiente todavía de designar candidato a las próximas municipales, no ha hecho ni una sola alusión a las proclamas más polémicas de la extrema derecha. Solo cuando se conocieron los resultados electorales de Andalucía, y con la prudencia que parecía dictada desde Madrid, el diputado a la Asamblea por la formación naranja, Javier Varga, se limitó a decir que veía en Vox “un partido más”.