CIERRE DE CAMPAÑA

Todo llega a su fin

La campaña electoral cierra esta medianoche después de quince frenéticos días de actos, visitas a barriadas, comparecencias ante los medios de comunicación, defensa de las propuestas propias y denigración de las ajenas. A partir de mañana las aguas volverán a aquietarse. Al menos, hasta la jornada del domingo. 

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photo_camera Sobres electorales y acreditaciones de apoderado e interventor/ANTONIO SEMPERE

El trabajo ya está hecho. O no. En todo caso, a partir de esta medianoche ya no habrá posibilidad alguna de solicitar el voto a los electores, de hacer nuevas promesas, de censurar las estrategias del adversario. La jornada de reflexión ya está aquí.

La historia de la campaña electoral no ha dejado para los anales sucesos heroicos. Las campañas electorales nunca lo hacen. Pero sí que tendremos la oportunidad de constatar algunos hechos pequeños, colosales deslices, situaciones lindantes en lo ridículo. Detallemos.

 

De doce a once

El domingo serán once los partidos que se disputen la presidencia de la Ciudad. Pero no siempre fue así. Los inicialmente inscritos eran doce. La Junta Electoral de Zona descabalgó al Partido Renacimiento y Unión de España (Prune) por incumplir la disposición de la Ley de Régimen Electoral General que obliga a una composición de las listas que atienda al criterio de paridad entre sexos.

La norma establece que en las candidaturas, y en todo caso en cada tramo de cinco puestos,  los candidatos de uno y otro sexo no podrán estar representados en un porcentaje inferior al 40%. El partido recurrió la decisión de la Junta pero no sirvió de nada. El cabeza de lista de Prune, Abselam Hamadi, consideraba esta norma estúpida. “La mujer no necesita ninguna protección –se defendió- Yo podría haber hecho una lista compuesta íntegramente por mujeres”.

El candidato socialista, José Antonio Carracao, debió creer que dormía torturado por una horrible pesadilla cuando descubrió  que nueve puntos de su programa electoral eran una réplica literal de otro elaborado por el PP andaluz

Guerra sucia

La carrera por llegar a la presidencia de la Ciudad comenzó la noche del 8 de mayo y ya en los primeros días comenzaron a llegar las quejas de los partidos. En este caso por los espacios públicos electorales habilitados en la ciudad para pegar la cartelería. Vox denunció ante la Junta Electoral que sus carteles habían sido arrancados de las vallas o tapados por los de otras formaciones. En el ecuador de la campaña fue Caballas quien acusó al PP de utilizar fondos y recursos públicos para realizar su campaña electoral. Al parecer, y según la denuncia de la coalición, durante la campaña, el Gobierno popular ha ordenado a Trace baldear, con antelación, las zonas a visitar por el candidato.

 

Parecidos razonables

El candidato socialista, José Antonio Carracao, debió creer que dormía torturado por una horrible pesadilla cuando descubrió –en plena vigilia, para su desdicha- que nueve puntos de su programa electoral eran una réplica literal de aquél con el que el Partido Popular concurrió a las elecciones autonómicas andaluzas el pasado marzo. “Lo importante no es cómo están redactadas las propuestas, sino las propuestas en sí”, se defendió ante los periodistas, probablemente con muy escasas esperanzas de resultar convincente.

 

“Carra” versus “Carre”

Carracao no conseguía salir de una pesadilla cuando se encontró inmerso en otra. En esta ocasión, la figura amenazante adoptaba la fisonomía del número 3 de la candidatura del Partido Popular, Emilio Carreira. El dirigente popular, a la sazón portavoz del Gobierno local, había adquirido durante la legislatura que ahora acaba la ineducada costumbre de arremeter contra el socialista en sus comparecencias públicas. El motivo acabó siendo lo de menos. Una entrevista en un diario local en la que Carreira se despachaba a gusto contra el socialista –un hábito adquirido e irrehabilitable- movió al candidato del PSOE a presentar una querella por injurias contra el político popular.

El eurodiputado de UPyD Enrique Calvet acudió a la ciudad para prestar su apoyo al candidato de la formación magenta, Julián Domínguez. Días más tarde era expulsado del partido por Rosa Díez

Buscando su sitio

Y como siempre pasa en época de elecciones, hay quienes buscan su sitio entre tanto partido. Es el caso de Rachid Ahmed, que tras abandonar las filas del PP en noviembre por los casos de corrupción de su partido, encontró su lugar en la candidatura de Izquierda Unida Plataforma Transparencia. Sin duda, un cambio sorprendente de una ideología de derechas al lado opuesto. Quien también encontró su sitio pero en dos listas con cortes totalmente diferentes fue Hosaín El Haddad Alí. Su nombre aparecía en tercera posición en la candidatura del PDSC y el 19 en la UPyD. Finalmente El Haddad se quedó con el partido magenta.

 

Apoyos efímeros

Otra de las escenas memorables de la campaña la protagonizó el eurodiputado de Unión Progreso y Democracia (UPyD), Enrique Calvet, quien se desplazó a Ceuta para respaldar la candidatura a la presidencia de Julián Domínguez. Pocos días más tarde, y víctima de las convulsiones que agitan la formación, era expulsado del partido por Rosa Díez.

Domínguez acabaría consolándose más tarde cuando el diario “El Mundo” le señaló como el candidato con mayor formación de toda España. Una cosa por otra.

 

Cara a cara

Estas elecciones no han brindado a los ceutíes la posibilidad de ver enfrentados en un debate televisivo a los candidatos que aspiran a gestionar los destinos de la ciudad los próximos cuatro años. No parecía haber mucho interés entre los partidos, por otro lado. En las filas de la oposición, tan sólo el socialista Carracao se ha mostrado insistente a la hora de reclamar un cara a cara con el candidato popular Juan Vivas. Un esfuerzo vano y emprendido en solitario ante la indiferencia del resto de candidatos y la negativa cerrada del todavía presidente de la Ciudad.