El presidente cumple este mes 19 años de permanencia en el cargo que juró por primera vez el 10 de febrero de 2001

Vivas, a un año de los 20

El popular Juan Vivas afronta su momento político más incierto desde que fuera aupado a la presidencia de la Ciudad en 2001 mediante una moción de censura apoyada en cinco tránsfugas del GIL. 

Vivas, en una sesión plenaria de la Asamblea (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Vivas, durante una sesión del pleno de la Asamblea (C.A./ARCHIVO)

Juan Vivas no había cumplido todavía los 50 cuando el 10 de febrero de 2001 tomaba posesión como presidente de la Ciudad en presencia del por entonces ministro de Administraciones Públicas, Jesús Posada. Desde entonces, el dirigente popular ha encadenado casi dos décadas de mandatos sucesivos que transcurrieron con mayor o menor placidez al amparo de una mayoría absoluta que no perdería hasta las elecciones de 2019.

Probablemente, la coyuntura política actual sea la más complicada que el carismático Vivas se ha visto forzado a afrontar desde que hace diecinueve años fuera rescatado por el PP del quinto puesto de la lista electoral para encabezar la moción de censura que supuso la destitución del presidente del GIL, Antonio Sampietro.

El dirigente popular intenta desde el pasado verano apuntalar su insuficiente mayoría de nueve diputados con el apoyo, sucesivamente concertado, de PSOE y Vox. Su experiencia como socio de los socialistas acabó con un enfrentamiento abierto tras menos de seis meses de colaboración. Justo en ese momento, los populares se embarcaron en una ofensiva, todavía abierta, contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Vivas encabeza un frente de reivindicación que reclama el “socorro” del Estado para rescatar a Ceuta de una situación que no ha dudado en calificar de “emergencia nacional”.

En este contexto, el presidente Vivas comenzó a forjar un nuevo pacto a su derecha. Los seis diputados de Vox ofrecían al PP una mayoría absoluta holgada en un acuerdo que tendría en la aprobación de los Presupuestos de la Ciudad para 2020 la primera plasmación del acuerdo.

Sin embargo, en la víspera de la sesión plenaria de la Asamblea en la que se debían aprobar los Presupuestos, dos diputados de Vox anunciaban que abandonaban la disciplina de su grupo. E, inmediatamente, sin solución de continuidad, se hacían públicos unos whatsapps de marcado carácter racista e islamófobo atribuidos a los miembros de la dirección de Vox en Ceuta.

 

Vuelven los tránsfugas

Los agitados tiempos políticos actuales recuerdan la crisis abierta a comienzos de 2001 que se zanjó con la presentación de una moción de censura en febrero de aquel año. Apoyado en cinco tránsfugas del GIL, Vivas, que concurrió a las elecciones en el puesto número cinco de la candidatura del PP, se vio enfrentado a la responsabilidad de liderar su primer Gobierno. Aquel equipo incluiría a diputados populares, exgilistas y miembros del PDSC de Mustafa Mizzian.

La similitud con aquella época parece alentada por el propio PP, que en sus últimas manifestaciones públicas ha sugerido la existencia de una maniobra dirigida a orquestar una moción de censura contra Vivas. La supuesta operación, sin embargo, se antoja complicada si se tiene en cuenta que para ser coronada con éxito precisaría el apoyo de todos los diputados de PSOE, MDyC y Caballas, y de los dos exparlamentarios de Vox. La supuesta moción de censura exigiría, además, que un diputado del PP o de Vox “traicionara” a los suyos para sumarse a esta azarosa aventura política.

Pese a todo, el PP insiste en la existencia de esta “rebelión”, la misma que sus socios de Vox, con mayor sentido épico, no dudan en calificar de “golpe de estado” promovido por “entornos políticos, económicos y mediáticos”.

La sugerencia de que existe un movimiento dirigido a hacer viable esta compleja moción de censura se solapa con el escándalo generado por la divulgación de los whatsapps denigratorios de la comunidad musulmana atribuidos a Vox. El PP se ha guardado de pronunciar una sola palabra crítica contra sus actuales socios. Los populares, sin embargo, sí han censurado a los diputados José María Rodríguez y María del Carmen Vázquez por su decisión de desvincularse de la disciplina de Vox en el pleno. El propio Vivas mostró su rechazo al transfuguismo, aunque recordó que “la ley lo permite”.

Los tránsfugas han vuelto dos décadas más tarde.