Marruecos aprueba el proyecto de decreto sobre la creación de la de Tánger Tech

Zona Franca en Tánger, una amenaza para la economía ceutí

Tras el estudio realizado por las autoridades marroquíes sobre las pérdidas de ingresos que supone para sus arcas el conocido como comercio atípico y las insinuaciones hechas sobre su erradicación, el país vecino ha dado un paso más esta semana. El Consejo de Gobierno de Marruecos ha aprobado el proyecto de decreto relativo a la creación de la zona franca de Tánger Tech.

porteadores-tarajal-II
photo_camera Imagen de porteadores trabajando en los polígonos (C.A.)

Así lo ha asegurado el portavoz del Gobierno, Mustapha El Khalfi, y que recoge la agencia Map News. Según la agencia, el proyecto aprobado llega en la conclusión de las obras del proyecto "Ciudad Mohammed VI Tánger Tech", puesto en marcha durante la visita del rey de Marruecos, Mohammed VI, a China en mayo de 2016. Se trata de una ciudad industrial integrada, sostenible e inteligente que se construirá sobre una superficie total de 2.167 hectáreas y que incluirá zonas industriales y de servicios, complejos residenciales, así como todos los servicios públicos y privados necesarios para el funcionamiento de un centro urbano, añadió.

Esta zona, que se construirá sobre 467,91 hectáreas en el municipio de Al-Aouama, en la provincia de Tánger-Arcila, estará destinada a empresas de automoción y aeronáutica, energías renovables, industrias del cuero y textil, metalurgia, mecánica, electricidad y electrónica, además de la industria del plástico, agroalimentaria, industrias química y semiquímicas e industria de materiales de construcción.

¿Pero qué es una Zona Franca? Si nos fijamos en su definición en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (RAE), una Zona Franca es una "zona delimitada por las autoridades en la que no se liquidan derechos arancelarios a las mercancías depositadas en ella o a determinadas actividades industriales".

 

Zonas dotadas de incentivos especiales

La Organización Internacional del Trabajo ya define a las zonas francas como "zonas industriales dotadas de incentivos especiales para atraer a los inversores extranjeros, en las que los materiales de importación se someten a un cierto grado de proceso industrial antes de ser de nuevo exportados".

No cabe duda que Marruecos está llevando a cabo un gran desarrollo en la zona de Tánger. El megapuerto, construido en la punta más septentrional de Marruecos, de España, es un recinto de una superficie enorme de contenedores apilados, grúas trabajando, muelles automatizados de carga de mercancías y pasajeros, gigantescos barcos amarrados y camiones yendo y viniendo de un lado para otro.

En poco más de una década, Marruecos ha logrado consolidar un área de desarrollo industrial y económico con Tánger Med como trampolín que observan con inquietud sus vecinos de Algeciras y el resto de grandes enclaves portuarios de España, como Valencia y Barcelona.

Tras años de relaciones turbulentas entre el anterior monarca Hasán II y las regiones norteñas, como Tánger-Tetuán, su sucesor Mohamed VI, verdadero poder en esta democracia vigilada africana, ha logrado reconciliarse con esta parte del territorio de su país (a excepción del Rif) a base de inversiones y promesas de futuro. La zona es un imán para las multinacionales exportadoras por su cercanía a la Unión Europea, su ubicación estratégica en la puerta del Mediterráneo y las facilidades que el reino alauita está dando para atraer capitales. Tánger Med I, la primera terminal de contenedores y vehículos que comenzó a funcionar en 2007.

Ahora llega el siguiente paso, el proyecto para la creación de la Zona Franca, un complemento a Tánger Med que, sin duda, puede tener una incidencia importante en ese comercio atípico que a diario provoca que miles de personas crucen la frontera de El Tarajal para regresar, a través del paso de mercancías Tarajal II, cargados de productos con destino al país vecino.

Parece evidente que los pasos que vienen dando las autoridades marroquíes tienen unos objetivos claros con respecto a acabar con el trasiego de mercancías entre ambos países. Un primer paso fue el cierre de la frontera comercial que desde el siglo pasado se mantenía abierta entre ambos países en Melilla, aunque de momento se mantiene una cierta permisividad con el porteo.

Ello supone una clara amenaza para la economía ceutí, que no atraviesa por sus mejores momentos y que, además, ve como no llegan las soluciones pese a la celebración de las elecciones. El comercio ceutí, según responsables de muchos colectivos, necesita de un claro revulsivo para remontar el vuelo.