Opinión

Prevacaciones prenavideñas

Encendiste la televisión para ver el telediario del mediodía del viernes. No entendías por qué Matías Prats estaba haciendo un tour meteorológico por toda España. Analizaban borrascas, anticiclones, precipitaciones e incluso el reportero se chupó el dedo y lo sacó al fresco para medir la presión atmosférica de un pueblo de quince habitantes en el lugar más recóndito de Teruel. No entendías porque no estaban empezando el telediario con la contaminación en Madrid o con alguna nueva trama de corrupción. Lo que no entiendes es que este país se para cuando llega un puente.

Encendiste la televisión para ver el telediario del mediodía del viernes. No entendías por qué Matías Prats estaba haciendo un tour meteorológico por toda España. Analizaban borrascas, anticiclones, precipitaciones e incluso el reportero se chupó el dedo y lo sacó al fresco para medir la presión atmosférica de un pueblo de quince habitantes en el lugar más recóndito de Teruel. No entendías porque no estaban empezando el telediario con la contaminación en Madrid o con alguna nueva trama de corrupción. Lo que no entiendes es que este país se para cuando llega un puente.

Existen casi doscientos países en el mundo en donde se hablan cerca de seiscientos idiomas diferentes. En cualquiera de ellos al pronunciar la palabra “puente”, lo primero que les viene a la cabeza es una estructura arquitectónica que une dos tierras separadas para fomentar las relaciones entre ambos lugares. Bueno, en algunos sitios son más de robar por navegar doce kilómetros. Si miramos la RAE, tenemos que irnos hasta la definición número seis para encontrar lo primero que se le viene a todo español medio cuando escuchamos la palabra puente: fiesta, jolgorio, guateque y vacaciones. Además en este orden. No podemos dejar que desaparezca la palabra guateque, por eso la incluyo. Tengo la esperanza de que sea la palabra más pronunciada del próximo año. No sabemos como será la tónica general en los demás países, pero aquí un día festivo es más sagrado que una vaca en la India. Intocable.

Todos tenemos en nuestro círculo de amigos y conocidos, o en Facebook, a esa persona que ante la improductividad laboral o la procastinación propia mira el calendario de 2016 cuando aún se está atragantando con las uvas del 2015, y no por las campanadas, sino por las transparencias de Cristina Pedroche. Esta persona sabe perfectamente cuantos días festivos tendremos en el próximo lustro. Además, es capaz de diferenciar los días marcados de rojo de los días rositas, que eso en un calendario de propaganda es muy difícil de conseguir.

Un puente es un fin de semana con un día más. Al leer esto, lo lógico es pensar: “Mira, un día más para hacer algo productivo”. La realidad es que la vida te ha regalado un día comodín para asegurarse que no empiezas la semana con resaca y que puedes tener una segunda oportunidad, un segundo domingo. La conjunción algo productivo es tan amplia que cualquier cosa que no sea estar metido en cama, vale. Aunque si estuviste metido en cama e hiciste algo, se puede considerar productivo.

No seamos tiquismiquis, otra palabra que no debería perderse. El mejor plan para aprovechar ese día extra desde la cama no podía ser la mítica película de Antena3, en la que una rubia abogada es acosada por otra un poco menos rubia que está obsesionada con el marido de la primera porque era su ex amante y no puede quitárselo de la cabeza. Un follón de película que no aporta nada y que termina en la cocina de la rubia porque le ha dado un estacazo a la menos rubia con el primer jarrón que tenía a mano.  Si de verdad queríamos aprovechar ese día extra desde la cama, teníamos que ver una buena saga acompañados de manta y gotero con suero. Quedan pocos días para el estreno de la última película de Star Wars y sería adulterio ver a Frodo buscando el anillo. Era el momento indicado para utilizar la poca fuerza que te dejó la resaca y hacer frente a Darth Vader. Si fue así,  pasaste a formar parte de esas personas que harán cola en la puerta de un cine con más ansias que en la Apple Store con el próximo Iphone 7.

Tener un puente en el calendario ya es un motivo de celebración. Encontrar un billete en el chaquetón turquesa de plumón gordo ocurre con poca frecuencia y que coincidan dos días festivos antes o después del puente, también. Ambas cosas son capaces de sacarnos una lagrimita de emoción. Esto es la versión premium del puente, lo que popular y bastamente llamamos Acueducto. Es un acontecimiento lo suficientemente grande e importante como para ir en mayúsculas.  Son las prevacaciones prenavideñas.

Si eres ese amigo o conocido obsesionado con los días festivos, has ofrecido tu mejor versión en este fin de semana con dos domingos. Nadie te da más alegrías que Ryanair en estas fechas. Te levantas mirando vuelos y te acuestas mirando las mejores combinaciones. Has sido capaz de viajar casi gratis a Londres, con barra libre de cacahuetes e incluso fuiste el que hiciste sonar la trompetilla al llegar al destino.

Para los que vivimos lejos del yugo materno, ha sido la fecha indicada para hacer el pit stop de los tupperwares. Entregar limpios los que nos llevamos en verano y recogerlos llenos de nuevo. Una parada rápida en la que somos capaces de hacer el mejor repostaje de potajes de toda la temporada. También es una prueba de fuego en la estamos obligados a combinar compromisos sociales y familiares. Si fuiste un buen gestor, tomaste copas con ambos y los más veteranos tiraron de galones y billetera. Una jugada maestra.

Hoy es un gran día. Te levantas con la mala hostia de un lunes pero al encender la radio escuchas una palabra que recorre todo tu cuerpo, desde el tímpano hasta el dedo gordo, pasando previamente por el juanete: m i  - ér - c o - l e s. Así es, solo quedan dos días para que llegue el guateque del viernes, tres para que pongan otra película mala en Antena3 y … ¿cuántos para el próximo puente?