Opinión

La frontera: todo sigue igual

En un artículo de opinión escrito con anterioridad decía que nuestra frontera, la entrada a Europa, era un auténtico caos, una vergüenza para cualquiera que se sienta ceutí, español y europeo.  Hoy, habiendo pasado unos meses, no tengo otra cosa más que ratificarme y seguir pensando que nuestra frontera sigue produciendo indignación, crispación y sigue siendo un caos. Eso sí, he llegado a la conclusión de que este caos está organizado.

Antonio Gil2
photo_camera Antonio Gil2

En un artículo de opinión escrito con anterioridad decía que nuestra frontera, la entrada a Europa, era un auténtico caos, una vergüenza para cualquiera que se sienta ceutí, español y europeo.  Hoy, habiendo pasado unos meses, no tengo otra cosa más que ratificarme y seguir pensando que nuestra frontera sigue produciendo indignación, crispación y sigue siendo un caos. Eso sí, he llegado a la conclusión de que este caos está organizado.

Hace un par de días observé cómo el dispositivo de seguridad dispuesto a la entrada de nuestra frontera contaba con un buen número de guardias civiles armados, en posición de prevenga. ¡Qué susto! no deja de resultar intimidatorio, no sé si también resultará disuasorio, que es lo que me imagino que se persigue finalmente. Lo que me extrañó es que un miembro de dicho dispositivo a la entrada se dirigiese a mí y me pidiera la ficha técnica del vehículo para comprobar si había pasado la revisión técnica ITV, pensé: “¡Cojonudo dispositivo!”, matando varios pájaros de un tiro. Por cierto, del cojonudo dispositivo ni rastro a las 12:00 de la noche. ¿Será que a esa hora ya no hay que pedir la ficha técnica? ¿Será que ya no hay peligro y nada que vigilar? No lo sé.

Inevitable es que haya quienes piensen que detrás de todo esto hay unas mentes perversas, elucubrando sobre medidas de seguridad, estrategia política, contramedidas, etc; mientras miles de ciudadanos cabreados en unas colas horas y horas se acuerden, a cada momento, del día de la madre y el uno de noviembre. Como también pienso que la falta de plantilla en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado sea el motivo de los atascos; ni tampoco la seguridad, visto lo visto, ni que contemos con unas infraestructuras tercermundistas.

En el fondo, todos sabemos que, aunque contemos con 18 carriles, estará, al final de la cadena de mando, el que decidirá que los vehículos tienen que entrar de uno en uno,  o sea, embudo a la entrada y embudo a la salida.  Con todo mérito, nosotros solos, nos hemos convertido en un mal ejemplo de gestión y un preocupante caso de ineficacia y, aun peor, cada día nos parecemos más a nuestros vecinos.