Opinión

Sobre la apariencia de las cosas

Las cosas, en ocasiones, acaban siendo lo que parecen. No podríamos asegurar que en el presente caso suceda de este modo. Pero si se ha de juzgar el comportamiento de la Dirección Provincial del Ministerio de Educación por su apariencia, resulta difícil no sentir simpatía hacia las quejas planteadas por la comunidad educativa.

Las cosas, en ocasiones, acaban siendo lo que parecen. No podríamos asegurar que en el presente caso suceda de este modo. Pero si se ha de juzgar el comportamiento de la Dirección Provincial del Ministerio de Educación por su apariencia, resulta difícil no sentir simpatía hacia las quejas planteadas por la comunidad educativa.

Primero fue la decisión de suspender varias modalidades de Bachillerato en distintos centros de la ciudad. Más allá de las consideraciones que puedan hacerse acerca de la idoneidad del proyecto de reforma de estudios pergeñado por el Ministerio, parece inapropiado que una medida como ésta se adoptase sin consultar ni a docentes, ni a alumnos, ni a los padres de éstos, ni a los sindicatos…

Más tarde vino la separación de sus cargos de cuatro directores de centros educativos. El argumento de que los docentes afectados fueron, sencillamente, víctimas de su incapacidad para superar el examen que debía evaluar su capacidad para mantenerse en el cargo podría haber servido en otras circunstancias. Pero lo estrafalario y sospechoso del proceso y el hecho de que los directores concernidos hayan hecho gala de su combatividad en no pocas ocasiones animan al recelo.

Nadie podrá censurar a la comunidad educativa de Ceuta su confesado “hartazgo” hacia la conducta de la Dirección Provincial.