Es un fenómeno que se repite con una frecuencia preocupante. Cada vez que los medios de comunicación dan cuenta de la llegada de una expedición de migrantes, una legión de usuarios de las redes sociales acude rauda a dejar constancia de su opinión a través de comentarios abyectos y miserables.
“Una invasión sin resistencia ninguna. El efecto llamada a la vuelta de la esquina. El ejército durmiendo el sueño de los justos”. “¿Migrantes superan la valla fronteriza? Amos, no jodais. Es que no dais para más? Inmigrantes ilegales asaltan la valla”. “Perros, vayas electricas y un peloton de fusilamiento para esperar a estos cabrones”.
Los arriba transcritos son apenas tres de los comentarios que en distintos medios locales ha suscitado la noticia de la entrada de 101 migrantes en Ceuta el pasado sábado. Amén de la resistencia de sus autores a dejarse atrapar por el deplorable vicio de colocar las tildes en su lugar, estos ejemplos, algunos de los cuales rozan lo delictivo, dan cuenta de la escasa conciencia que la sociedad ceutí tiene sobre la exacta dimensión de este drama humano.
Lo verdaderamente inquietante es que en muy pocas ocasiones estos comentarios obtienen la réplica de otros usuarios de las redes. Saber que existen bárbaros que se conducen sin complejos no causa tanta desazón como adquirir la certeza de que no hay nadie que vaya a dar respuesta a sus exabruptos.
