Opinión

Estreno

Salvadora Mateos ya se encuentra instalada en la sede de la Delegación del Gobierno. La socialista hereda el cargo del contestado Nicolás Fernández Cucurull y, con él, todos los problemas que no pudo resolver su antecesor.

salvador mateos fernández cucurull
photo_camera Mateos y Fernández Cucurull, durante el acto de toma de posesión de la primera como delegada del Gobierno (C.A.)

El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez generó en amplias capas de la sociedad un primer entusiasmo que, como cualquier exaltación sentimental, no tardará en marchitarse. Mateos ha de gestionar una situación endemoniada, un reto que reclamará tacto, discreción y capacidad. Una tarea delicada cuya exigencia apaciguará necesariamente el ardor con el que en la sede de su partido se recibió el cambio de Gobierno. “Las cosas van a cambiar”, celebró entonces el secretario general del PSOE, Manuel Hernández.

Habrá que esperar. Por lo pronto, Mateos deberá demostrar que está a la altura de la alta responsabilidad que le ha sido encomendada. Sus primeros gestos serán una orientación para futuros juicios.

Por cierto, la Autoridad Portuaria también acaba de estrenar hace apenas un mes nuevo gestor. Esta semana mantenía su primer encuentro con los periodistas. Y a juzgar por el discurso y el talante, casi puede vaticinarse que Rodríguez Valero nos deparará grandes sorpresas. Si las expectativas están justificadas será algo que sólo –también en este caso- podrá saberse con el tiempo.