Opinión

Exámenes

2.500 niños con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años se someterán esta semana en Ceuta a los exámenes de reválida de 3º y 6º de Primaria instituidos por la Lomce. Las pruebas, al igual que muchos otros aspectos de la nueva ley, han despertado en la comunidad educativa críticas casi unánimes.

2.500 niños con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años se someterán esta semana en Ceuta a los exámenes de reválida de 3º y 6º de Primaria instituidos por la Lomce. Las pruebas, al igual que muchos otros aspectos de la nueva ley, han despertado en la comunidad educativa críticas casi unánimes.

Los colegios ceutíes abrirán sus puertas a partir de mañana a las pruebas que, en principio, deberían servir para evaluar la calidad de la enseñanza impartida por cada uno de los centros. Son, precisamente, estas pruebas -una de las “innovaciones” aportadas por el exministro Wert- sobre las que se han dirigido las acusaciones más agrias de cuantas ha recibido la ley. Para los críticos, la Lomce fomenta la lógica del mercado, introduciendo criterios de competitividad y rendimiento económico en la gestión de la educación. Las reválidas vendrían a ser la manifestación más obvia de estos propósitos.

Independientemente de que tales críticas puedan considerarse o no aceptables, lo cierto es que parece indiscutible que la Ley Wert ha introducido la cizaña en el seno de la comunidad educativa. Una norma nacida para regular la educación de las nuevas generaciones, la obligación más preciosa que cabe a una sociedad, no puede alentar el enfrentamiento y la división.